SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE INSTRUCCIÓN A LOS PRESIDENTES DE LAS CONFERENCIAS EPISCOPALES SOBRE LA NECESIDAD DE ESTABLECER COMISIONES DOCTRINALES En la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio del 7 de diciembre de 1965, titulada Integrae servandae, el Sumo Pontífice Pablo VI cambió el nombre de este Sagrado Dicasterio y lo renovó para que, en las actuales circunstancias, pueda realizar con mayor fruto su misión propia, esto es, la defensa y la promoción de la doctrina de la fe y costumbres. Es preciso que los Obispos, que han recibido con el Romano Pontífice como cabeza el oficio apostólico, colaboren en esta solicitud para bien de la Iglesia universal. Hoy los progresos de las ciencias y el desarrollo de la enseñanza proceden de la colaboración de los esfuerzos de muchos. Asimismo, como muestra la experiencia, suele suceder que las ideas y aportaciones de cualquier disciplina, realizadas en cualquier lugar, se difunden por todo el mundo, amplificadas en nuestros tiempos por los medios de comunicación social. Esto es especialmente verdadero respecto a los problemas religiosos, que, en nuestros días, no se quedan encerrados entre las paredes de un templo o de una escuela, sino que se presentan cada vez más a las mentes de los fieles y de los hombres cultos, pues Dios no deja sin su testimonio al género humano. Por lo cual, en este tema, es preciso que los episcopados de todos los pueblos concuerden entre sí, y todos con la Sede Apostólica, de la que «nace la unidad del Sacerdocio»: para conseguir esto, será una decisión muy adecuada establecer en las Conferencias de Obispos una comisión doctrinal que vigile los escritos, favorezca la verdadera ciencia religiosa y ayude a los Obispos a juzgar acerca de los libros. La Santa Sede reconoce y alaba que esto ya se haya hecho en algunas Conferencias. Sin embargo, en aquellas en las que todavía no exista este tipo de comisión, esta Sagrada Congregación, con la gozosa aprobación del Sumo Pontífice, exhorta a que cuanto antes se constituya. Con espíritu de fraterna comunión católica, este Sagrado Dicasterio desea que, ante todo, los mismos Obispos por sí, ya de manera individual, ya reunidos en asamblea, se esfuercen conforme a su derecho y obligación en custodiar la fe, de modo que aquello que juzgaran importante en relación a la doctrina de la fe y las costumbres, lo comuniquen a esta Sagrada Congregación, sugiriendo también los remedios que les parezca, en el Señor, que se deben aplicar para destruir los errores: será precisa la colaboración principalmente de las citadas comisiones para llevar a cabo esta tarea. No hay duda de que puede ayudar mucho para cumplir esta misión el consultar a los doctores de las universidades católicas y a otros hombres doctos que los Obispos pueden asociar a su labor. Finalmente, esta Sagrada Congregación ruega a aquellos Obispos en cuyo territorio hay editoriales, que se dignen enviar aquí las principales publicaciones de las que se puede prever un amplio y notable influjo, tanto bueno como malo, en lo referente a la doctrina católica y a las opiniones relacionadas con la misma. Dado en Roma, 23 de febrero de 1967. ALFREDO Card. OTTAVIANI Pro-Prefecto |