VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LOS PARTICIPANTES EN LA INICIATIVA
«DIEZ PLAZAS PARA DIEZ MANDAMIENTOS»
Sábado 8 de septiembre de 2012
Queridos hermanos y hermanas:
Me alegra dirigiros un cordial saludo a todos los que participáis en las plazas de varias ciudades italianas en esta catequesis sobre los Diez Mandamientos y os sumáis a la iniciativa «Cuando el Amor da sentido a tu vida...». Saludo y expreso mi agradecimiento en particular a los miembros del Movimiento eclesial Renovación en el Espíritu Santo, que han organizado esta laudable iniciativa, con el apoyo del Consejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización y de la Conferencia episcopal italiana.
El Decálogo nos remite al monte Sinaí, cuando Dios entra de modo particular en la historia del pueblo judío y, a través de este pueblo, en la historia de toda la humanidad, dando las «Diez Palabras» que manifiestan su voluntad y que son una especie de «código ético» para construir una sociedad en la que la relación de alianza con el Dios Santo y Justo ilumine y guíe las relaciones entre las personas. Y Jesús viene a dar cumplimiento a estas Palabras, elevándolas y resumiéndolas en el doble mandamiento del amor: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente... Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (cf. Mt 22, 37-40).
Pero, preguntémonos: ¿qué sentido tienen para nosotros estas Diez Palabras en el actual contexto cultural, en el que se corre el riesgo de que el laicismo y el relativismo se conviertan en los criterios de toda decisión, y en esta sociedad que parece vivir como si Dios no existiese? Nosotros respondemos que Dios nos ha dado los Mandamiento para educarnos en la verdadera libertad y en el amor auténtico, de modo que podamos ser realmente felices. Son un signo del amor de Dios Padre, de su deseo de enseñarnos a distinguir correctamente el bien del mal, lo verdadero de lo falso, lo justo de lo injusto. Todos los pueden comprender y, precisamente porque fijan los valores fundamentales en normas y reglas concretas, al ponerlos en práctica el hombre puede recorrer el camino de la verdadera libertad, que lo consolida en el camino que lleva a la vida y a la felicidad. Al contrario, cuando en su existencia el hombre ignora los Mandamientos, no sólo se aliena de Dios y abandona la alianza con él, sino que también se aleja de la vida y de la felicidad duradera. El hombre abandonado a sí mismo, indiferente hacia Dios, orgulloso de su propia autonomía absoluta, acaba por seguir los ídolos del egoísmo, del poder, del dominio, contaminando las relaciones consigo mismo y con los demás, y recorriendo sendas no de vida, sino de muerte. Las tristes experiencias de la historia, sobre todo del siglo pasado, siguen siendo una advertencia para toda la humanidad.
«Cuando el Amor da sentido a tu vida...». Jesús lleva a plenitud el camino de los Mandamientos con su cruz y su resurrección; lleva a superar radicalmente el egoísmo, el pecado y la muerte, con la entrega de sí mismo por amor. Sólo la acogida del amor infinito de Dios, el tener confianza en él, el seguir el camino que él ha trazado, da sentido profundo a la vida y abre a un futuro de esperanza.
Queridos amigos, deseo que esta iniciativa suscite un renovado compromiso de testimoniar que el camino del amor trazado por los Mandamientos y perfeccionado por Cristo es el único capaz de hacer que nuestra vida, y la de los demás, la de nuestras comunidades, sea más plena, mejor y más feliz. Que la Virgen María acompañe este camino. Os imparto mi bendición.
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