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VISITA PASTORAL A LA PARROQUIA ROMANA
SANTA MARÍA, ESTRELLA DE LA EVANGELIZACIÓN

PALABRAS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LOS NIÑOS DE LA PARROQUIA

Domingo 10 de diciembre de 2006

 

Queridos muchachos y muchachas: 

Gracias  por esta bienvenida. Me dicen  que  esta  sala se llamará "Benedicto XVI"; por tanto, me siento como en casa. Gracias por vuestra presencia. Me dicen que os estáis preparando para la primera Comunión o para la Confirmación, pero antes debemos aún celebrar la Navidad. La Navidad es el día en que Dios nos hizo un gran regalo; no nos dio algo material; su regalo consistió en darse él a sí mismo. Nos dio su Hijo; así la Navidad se ha convertido en la fiesta de los regalos.

Debemos imitar a Dios, no vivir sólo para nosotros mismos, no sólo pensar en nosotros mismos, sino pensar en los demás, hacer regalos a los demás, también a nuestros padres, a nuestros hermanos y hermanas, etc. Y en este sentido el regalo más hermoso es ser bueno con los demás, mostrar bondad, justicia y amor. Este es el último regalo. Los demás regalos sólo expresan este significado, esta voluntad de ser buenos unos con otros. Y haciendo este verdadero regalo, imitando así a Dios, nos preparamos también para la primera Comunión y para la Confirmación.

Porque en la primera Comunión la Navidad, por decirlo así, resulta perfecta. En la Navidad Dios se dio a sí mismo; en la primera Comunión nos hace este mismo regalo a cada uno de nosotros individualmente:  viene a cada uno de nosotros. Bajo las apariencias de un pequeño pedazo de pan, es él mismo quien se hace don; quiere entrar en nuestro corazón. Si en casa se espera un gran huésped, se hace todo lo necesario para limpiar, preparar, etc., a fin de que encuentre una casa acogedora. Así, sabiendo que Dios mismo quiere entrar en nosotros, en nuestro corazón, hagamos lo posible para que nuestro corazón sea un corazón bueno y hermoso; así la alegría será mayor.

La Confirmación, en cierto sentido, repite el mismo gesto de Dios. El Espíritu Santo viene para acompañarnos durante toda nuestra vida. En la vida surgen dificultades y necesitamos ayuda:  el Epíritu Santo nos auxilia, nos acompaña y nos muestra el camino.

En este sentido, nos acercamos a la Navidad llenos de alegría, porque Dios existe, porque Dios me conoce, porque Dios quiere conocerme y venir a mi corazón.

A todos os deseo una feliz Navidad ahora, y felices semanas de preparación para la primera Comunión. Os felicito por esta hermosa iglesia, que os ayudará a tener alegría de Dios, alegría de ser católicos, alegría de tener fe. ¡Felicidades!



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