DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LOS PARTICIPANTES EN UN SIMPOSIO
ORGANIZADO POR LA "PAVE THE WAY FOUNDATION"
Sala de los Suizos del palacio pontificio de Castelgandolfo
Jueves 18 de septiembre de 2008
Estimado señor Krupp;
señoras y señores:
Para mí es un verdadero placer encontrarme con vosotros al final del importante simposio organizado por la Pave the Way Foundation, en el que han participado eminentes expertos para reflexionar sobre la generosa obra realizada por mi venerado predecesor el siervo de Dios Pío XII durante el difícil período del siglo pasado, que gira en torno a la segunda guerra mundial. A cada uno de vosotros os doy mi más cordial bienvenida.
Saludo en particular al señor Gary Krupp, presidente de la Fundación, y le agradezco los sentimientos que ha expresado en nombre de todos los presentes. Le agradezco, además, la información que me ha dado sobre el desarrollo de vuestras sesiones de trabajo de este simposio, en las que habéis analizado sin prejuicios los acontecimientos de la historia, preocupados sólo de buscar la verdad. Mi saludo se extiende a todos los que se han unido a vosotros en esta visita, y aprovecho de buen grado la ocasión para enviar mi cordial saludo a vuestros familiares y seres queridos.
Durante estos días vuestra atención se ha centrado en la figura y la incansable acción pastoral y humanitaria de Pío XII, Pastor angelicus. Ha pasado medio siglo desde su piadosa muerte, acaecida aquí, en Castelgandolfo, en las primeras horas del 9 de octubre de 1958, después de una enfermedad que redujo gradualmente su vigor físico. Este aniversario constituye una importante oportunidad para profundizar en su conocimiento, para meditar en sus ricas enseñanzas y para analizar de una manera completa su obra. Se ha escrito y dicho mucho sobre él en estos cinco decenios y no siempre se han examinado a la debida luz los diferentes aspectos de su multiforme acción pastoral. Vuestro simposio tiene como finalidad precisamente colmar algunas de esas lagunas mediante un análisis documentado y atento de muchas de sus intervenciones, sobre todo de las que realizó en favor de los judíos, que en aquellos años eran perseguidos en toda Europa de acuerdo con el plan criminal de quienes querían eliminarlos de la faz de la tierra.
Cuando uno se acerca sin prejuicios ideológicos a la noble figura de este Papa, además de quedar impresionado por su elevado perfil humano y espiritual, queda conquistado por su vida ejemplar y por la extraordinaria riqueza de sus enseñanzas. Se aprecia la sabiduría humana y el celo pastoral que lo guiaron en su largo ministerio y, de manera particular, en la organización de las ayudas al pueblo judío.
Gracias a la amplia documentación que habéis recogido, enriquecida por múltiples y autorizados testimonios, vuestro simposio ofrece a la opinión pública la posibilidad de conocer mejor y de manera más completa lo que Pío XII promovió y realizó en favor de los judíos perseguidos por los regímenes nazi y fascista. Así se puede constatar que no escatimó esfuerzos, donde fue posible, para intervenir directamente o a través de instrucciones dadas a personas e instituciones de la Iglesia católica en su favor. En las sesiones de vuestro simposio se han puesto de manifiesto muchas intervenciones que realizó de manera secreta y silenciosa precisamente porque, teniendo en cuenta las situaciones concretas de ese complejo momento histórico, sólo de ese modo era posible evitar lo peor y salvar el mayor número posible de judíos.
De hecho, su entrega valiente y paterna fue reconocida y apreciada durante y después del tremendo conflicto mundial por comunidades y personalidades judías, que no dejaron de manifestar su gratitud por lo que el Papa había hecho por ellos. Basta recordar el encuentro que mantuvo Pío XII, el 29 de noviembre de 1945, con los ochenta delegados de los campos de concentración alemanes, los cuales en una audiencia especial que les concedió en el Vaticano quisieron darle personalmente las gracias por su generosidad con ellos durante el terrible período de la persecución nazi-fascista.
Señoras y señores, gracias por vuestra visita y por el trabajo de investigación que estáis realizando. Agradezco a la Pave the Way Foundation la constante acción que desarrolla para fomentar las relaciones y el diálogo entre las diferentes religiones, de manera que ofrezcan un testimonio de paz, de caridad y de reconciliación. Deseo vivamente que este año, en el que se conmemora el 50° aniversario de la muerte de este venerado predecesor mío, brinde la oportunidad de promover estudios más profundos sobre los diferentes aspectos de su persona y actividad, para llegar a conocer juntos la verdad histórica, superando de este modo los prejuicios que aún persisten. Con estos sentimientos invoco sobre vuestras personas y sobre los trabajos de vuestro simposio abundantes bendiciones divinas.
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