VISITA PASTORAL A LAMEZIA TERME Y SERRA SAN BRUNO
ENCUENTRO CON LA POBLACIÓN DE SERRA SAN BRUNO
DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
Plaza de San Esteban, Cartuja de Serra San Bruno
Domingo 9 de octubre de 2011
Señor alcalde,
venerado hermano en el episcopado,
distinguidas autoridades,
queridos amigos de Serra San Bruno:
Me alegra poder encontrarme con vosotros, antes de entrar en la cartuja, donde realizaré la segunda parte de esta visita pastoral a Calabria. Os saludo a todos con afecto y os doy las gracias por vuestra cordial acogida; en particular doy las gracias al arzobispo de Catanzaro-Squillace, monseñor Vincenzo Bertolone, y al alcalde, Bruno Rosi, también por las amables palabras que me ha dirigido. Es verdad, dos visitas cercanas del Sucesor de Pedro son un privilegio para vuestra comunidad civil. Pero sobre todo, como justamente ha dicho también el alcalde, es un gran privilegio tener en vuestro territorio esta «ciudadela» del espíritu que es la cartuja. La presencia misma de la comunidad monástica, con su larga historia que se remonta a san Bruno, constituye una constante llamada a Dios, una apertura hacia el cielo y una invitación a recordar que somos hermanos en Cristo.
Los monasterios tienen una función muy importante en el mundo, diría indispensable. Si en el medioevo fueron centros de saneamiento de los territorios pantanosos, hoy sirven para «sanear» el ambiente en otro sentido: a veces, de hecho, el clima que se respira en nuestras sociedades no es salubre, está contaminado por una mentalidad que no es cristiana, y ni siquiera humana, porque está dominada por los intereses económicos, preocupada sólo por las cosas terrenas y carente de una dimensión espiritual. En este clima no sólo se margina a Dios, sino también al prójimo, y las personas no se comprometen por el bien común. El monasterio, en cambio, es modelo de una sociedad que pone en el centro a Dios y la relación fraterna. Tenemos mucha necesidad de los monasterios también en nuestro tiempo.
Queridos amigos de Serra San Bruno, el privilegio de tener cerca la cartuja es para vosotros también una responsabilidad: considerad un tesoro la gran tradición espiritual de este lugar y tratad de ponerla en práctica en la vida cotidiana. Que la Virgen María y san Bruno os protejan siempre. De corazón os bendigo a todos vosotros y a vuestras familias.
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