PAPA FRANCISCO
MISAS MATUTINAS EN LA CAPILLA
DE LA DOMUS SANCTAE MARTHAE
El espíritu de sabiduría vence la curiosidad mundana
Jueves 14 de noviembre de 2013
Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 47, viernes 22 de noviembre de 2013
Del espíritu de la «curiosidad mundana» y de la ansiedad por conocer el futuro buscando adueñarse incluso de los proyectos de Dios alertó el Papa Francisco en la misa del jueves 14 de noviembre, por la mañana, en la capilla de la Casa de Santa Marta.
La meditación del Pontífice se inspiró en la primera lectura de la liturgia, tomada del libro de la Sabiduría (7, 22-8,1). El pasaje bíblico, explicó el Papa, «nos hace una descripción del estado del alma del hombre y de la mujer espirituales», casi un carné de identidad espiritual del cristiano y de la cristiana auténticos que viven «en la sabiduría del Espíritu Santo». Una sabiduría fundada en un «espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil». La actitud justa es precisamente la de «seguir adelante, dicen los santos, con buen espíritu». El cristiano, por lo tanto, está llamado a «caminar en la vida con este espíritu: el espíritu de Dios que nos ayuda a juzgar, a tomar decisiones según el corazón de Dios. Y este espíritu nos da paz, siempre. Es el espíritu de paz, el espíritu de amor, el espíritu de fraternidad».
«La santidad —puntualizó el Papa— es precisamente esto». Es lo «que Dios pide a Abrahán: camina en mi presencia y sé irreprensible. Es esto, es esta paz». Se trata, por lo tanto, de «andar bajo la moción del espíritu de Dios y de esta sabiduría. Y ese hombre y esa mujer que caminan así, se puede decir que son un hombre y una mujer sabios. Un hombre sabio y una mujer sabia, porque se mueven bajo la moción de la paciencia de Dios».
Pero en el pasaje evangélico de san Lucas (17, 20-25), prosiguió el Pontífice, «nos encontramos ante otro espíritu, contrario a éste de la sabiduría de Dios: el espíritu de curiosidad. Es cuando queremos adueñarnos de los proyectos de Dios, del futuro, de las cosas, conocer todo, tener todo entre las manos». En el pasaje de Lucas se lee que los fariseos preguntaron a Jesús: «¿Cuándo vendrá el reino de Dios?». Y el Papa comentó: «¡Curiosos! Querían saber la fecha, el día...».
Precisamente este «espíritu de curiosidad —explicó— nos aleja del espíritu de sabiduría», porque nos impulsa a mirar sólo «los detalles, las noticias, las pequeñas noticias de cada día: ¿cómo se hará esto? Es el cómo, es el espíritu del cómo». Según el Papa «el espíritu de curiosidad no es un buen espíritu: es el espíritu de dispersión, de alejarse de Dios, el espíritu de hablar demasiado».
Al respecto Jesús nos dice «una cosa interesante: este espíritu de curiosidad, que es mundano, nos lleva a la confusión». El Santo Padre lo explicó remitiéndose a las palabras de Jesús del pasaje evangélico: «Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis. Entonces se os dirá: “Está aquí”, o: “Está allí”». En estos casos —destacó— es «la curiosidad» la que nos impulsa a «sentir estas cosas. Nos dicen: El Señor está aquí, está allí, está allí. Yo conozco un vidente, a una vidente que recibe cartas de la Virgen, mensajes de la Virgen». Y el Pontífice comentó: «La Virgen es Madre, y nos ama a todos. Pero no es un jefe de oficina de Correos para enviar mensajes todos los días». En realidad, «estas novedades alejan del Evangelio, alejan del Espíritu Santo, alejan de la paz y de la sabiduría, de la gloria de Dios, de la belleza de Dios».
El Papa Francisco ratificó la enseñanza de Jesús: el Reino de Dios «no viene de modo que llame la atención» sino que viene en la sabiduría; «el Reino de Dios está en medio de vosotros». Y «el Reino de Dios no viene en la confusión. Como Dios no habló al profeta Elías en el viento, en la tormenta, en el tifón. Habló en la brisa suave, la brisa que era sabiduría».
Así, el Pontífice propuso un pensamiento de Teresa del Niño Jesús, especialmente querida por él. «Santa Teresita» —recordó— «decía que ella debía detenerse siempre ante el espíritu de curiosidad. Cuando hablaba con otra religiosa y ésta le contaba una historia, algo de la familia, de la gente, y algunas veces pasaba a otro tema, ella tenía ganas de conocer el final de esa historia. Pero sentía que ese no era el espíritu de Dios, porque es un espíritu de dispersión, de curiosidad».
«El reino de Dios está en medio de nosotros», dijo el Papa repitiendo las palabras del Evangelio. E invitó a «no buscar cosas extrañas, no buscar novedad con esta curiosidad mundana. Dejemos que el espíritu nos lleve adelante con la sabiduría que es una brisa suave. Éste es el espíritu del Reino de Dios del que habla Jesús».
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