CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
AL OBISPO DE SAVONA-NOLI
CON OCASIÓN DEL BICENTENARIO
DE LA CORONACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LA MISERICORDIA
Venerado hermano
monseñor Vittorio Lupi
obispo de Savona-Noli
Deseo unirme a la devoción del pueblo de Dios de la diócesis de Savona-Noli para rendir homenaje a Nuestra Señora de la Misericordia, invocando de modo especial su protección maternal para el Jubileo extraordinario de la misericordia que convoqué hace poco.
Poniéndome espiritualmente en la estela de mi predecesor Benedicto XVI, me dirijo al santuario erigido hace poco menos de cinco siglos, en el lugar donde la Virgen se apareció al campesino Antonio Botta, pidiendo penitencia y conversión y, al final, despidiéndose con las palabras: «Misericordia no justicia»; exhortación más que nunca actual para nuestro tiempo, que es de manera particular tiempo de misericordia.
La respuesta unánime del pueblo de Savona al llamamiento de la Virgen atrajo una auténtica «cascada» de gracias del Cielo, y dio origen también a numerosas obras caritativas y sociales, testimoniando que la misericordia espiritual y corporal son inseparables.
En un momento fuertemente dramático de la historia de Europa, al Papa Pío VII, raptado por Napoleón y encarcelado en Savona, se le concedió visitar el Santuario de Nuestra Señora de la Misericordia e hizo voto que, una vez puesto en libertad, volvería para coronarla; esto tuvo lugar el 10 de mayo de 1815. Y el 24 del mismo mes instituyó la fiesta de María santísima «auxilio de los cristianos». En efecto, la Madre de la Misericordia está siempre cercana y socorre a todos sus hijos que se encuentran en peligro y, como muchos en nuestros días, sufren discriminaciones y persecuciones.
Deseo, por lo tanto, que mientras nos acercamos al Año santo extraordinario, en toda la Iglesia, se profundice y se difunda la confianza en la Madre de la Misericordia, que en esta tierra ha dado un signo perenne de su ternura y cercanía al pueblo de Dios peregrino en el mundo.
A usted, venerado hermano, y a la querida comunidad diocesana de Savona-Noli aseguro mi recuerdo especial y, mientras pido que recéis por mí y mi ministerio, os envío de corazón la bendición apostólica.
Vaticano, 10 de mayo de 2015
Francisco
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