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VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS JÓVENES CANADIENSES QUE PARTICIPAN
EN EL "CANADIAN NATIONAL YOUTH FORUM"

 

¡Queridos jóvenes amigos canadienses!

Me alegra estar un poco con vosotros, participando en vuestro diálogo, del que sois protagonistas desde el Atlántico hasta el Pacífico. Estas son las maravillas de la tecnología que, si se usan positivamente, ofrecen una ocasión de encuentro e intercambio impensable hasta hace poco tiempo. Esto nos confirma que, cuando las personas trabajan juntas buscando el bien los unos de los otros, el mundo se revela en toda su belleza. Os pido, por lo tanto, que no permitáis que el mundo se arruine por las personas que solo piensan en explotarlo y destruirlo, sin escrúpulos.

Os invito a inundar los lugares en los que vivís con la alegría y el entusiasmo típicos de vuestra edad, a irrigar el mundo y la historia con la alegría que proviene del Evangelio, de haber conocido a una Persona: Jesús, que os ha cautivado y os atrajo a estar con Él. No dejéis que os roben vuestra juventud. No permitáis que nadie frene y oscurezca la luz que Cristo pone en el rostro y en el corazón. Sed tejedores de relaciones selladas por la confianza, el compartir, la apertura incluso hasta los confines del mundo. No levantéis muros de división: ¡no levantéis muros de división! Construid puentes, como este puente extraordinario que estáis cruzando idealmente, y que comunica las costas de dos océanos. Estáis viviendo un momento de intensa preparación para el próximo Sínodo —el Sínodo de los Obispos— que os concierne de una manera particular, del mismo modo que involucra a toda la comunidad cristiana. De hecho, el tema es «Los jóvenes, la fe y discernimiento vocacional». «Deseo también recordarles las palabras que Jesús dijo un día a los discípulos que le preguntaban: «Rabbí […] ¿dónde vives?». Él les respondió: «Venid y lo veréis» (Juan 1, 38). También a ustedes Jesús dirige su mirada y los invita a ir hacia Él. ¿Han encontrado esta mirada, queridos jóvenes? ¿Han escuchado esta voz? ¿Han sentido este impulso a ponerse en camino? Estoy seguro de que, si bien el ruido y el aturdimiento parecen reinar en el mundo, esta llamada sigue resonando en el corazón da cada uno para abrirlo a la alegría plena. Esto será posible en la medida en que, a través del acompañamiento de guías expertos, sabrán emprender un itinerario de discernimiento para descubrir el proyecto de Dios en la propia vida. Incluso cuando el camino se encuentre marcado por la precariedad y la caída, Dios, que es rico en misericordia, tenderá su mano para levantarlos».

Estas palabras, las escribí en la carta que envié a los jóvenes de todo el mundo el 13 de enero de este año, precisamente para presentar el tema del Sínodo. El mundo, la Iglesia, necesitan jóvenes valientes, que no se asusten ante las dificultades, que enfrenten las pruebas y mantengan los ojos y los corazones abiertos a la realidad, para que nadie sea rechazado, sea víctima de injusticias, de violencia, o sea privado de la dignidad humana. Estoy seguro de que vuestro corazón joven no se cerrará al grito de ayuda de tantos de vuestros coetáneos que buscan libertad, trabajo, estudio, posibilidad de dar un sentido a la propia vida. Cuento con vuestra disponibilidad, vuestro compromiso, vuestra capacidad para enfrentar desafíos importantes y atreverse con el futuro, para dar pasos decisivos por la senda del cambio. Jóvenes, dejad que Cristo os alcance. Dejad que os hable, abrace, consuele, cure vuestra heridas, disuelva vuestras dudas y miedos, y estaréis listos para la fascinante aventura de la vida, don precioso e inestimable que Dios pone todos los días en vuestras manos. Salid al encuentro de Jesús, estad con Él en la oración, abandonaos a Él, entregad toda vuestra existencia a su amor misericordioso y a vuestra fe, y esta vuestra fe será testimonio luminoso de generosidad y alegría de seguirlo, donde Él quiera guiaros. Queridos jóvenes de Canadá, os deseo que viváis un encuentro como el de los primeros discípulos, que se abra de par en par ante vosotros la belleza de una vida realizada en el seguir al Señor. Por eso «los proteja María de Nazaret, una joven como ustedes a quien Dios ha dirigido su mirada amorosa, para que los tome de la mano y los guíe a la alegría de un ¡heme aquí! pleno y generoso». (Carta a los jóvenes, 13 de enero 2017) Jesús te mira y espera de ti un ¡Heme aquí!

Os bendigo, os abrazo y os saludo con afecto mientras os pido, por favor, que recéis por mí, para que pueda ser un colaborador fiel de vuestra alegría (cf 2 Corintios 1, 24).

Gracias.

 



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