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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS MIEMBROS DE LA ASOCIACIÓN "UNA VIDA RARA"

Sala Clementina
Lunes, 30 de abril de 2018

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Queridos amigos:

¡Gracias por haber venido! Gracias al Presidente, el padre de Davide, que ha presentado vuestra historia y también esta iniciativa que os ha traído aquí a Roma bajo el signo de la esperanza. Siempre me alegra encontrar a las asociaciones para la investigación y la solidaridad sobre las enfermedades raras. Es cierto, hay dolor por los sufrimientos y las fatigas, pero siempre me llama la atención la voluntad de las familias de unirse para enfrentar esa realidad y hacer algo para mejorarla. Vosotros, Giorgio y Rosita, junto con Davide, vuestro hijo, habéis sentido dentro de vosotros el empuje de hacer algo por él y por las personas afectadas por una enfermedad rarísima, y por sus familias.

El nombre que habéis dado a la asociación: “Una Vida Rara”, dice mucho, porque expresa la realidad de Davide, pero también la vuestra con él, de manera positiva, no negativa. Lo negativo existe, lo sabemos, es la realidad de cada día. Pero este nombre dice que vosotros sabéis mirar lo positivo: que cada vida humana es única, y que si la enfermedad es rara o rarísima, antes aún es la vida la que lo es.

Esta visión positiva es un típico “milagro” del amor. Es el amor el que hace esto: sabe ver el bien incluso en una situación negativa, sabe guardar la pequeña llama en medio de una noche oscura.

Y el amor también hace otro milagro: ayuda a permanecer abiertos a los demás, capaces de compartir, de ser solidarios incluso cuando se sufre una enfermedad o una condición difícil, extenuante en la vida de cada día.

Creo que a partir de esta misma actitud, por la que doy gracias a Dios, nació también la carrera de 700 kilómetros, que empezó hace diez días desde vuestra casa y que ha llegado hoy a Roma. Una carrera por la vida y por la esperanza. Me congratulo con todos los que han dado vida a esta “Carrera de las Palabras Raras” y con los que han colaborado en ella.

Os doy las gracias nuevamente. Rezaré por vosotros y por vuestra asociación. Y también vosotros, por favor, rezad por mí. Gracias.


Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 30 de abril de 2018.

 



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