DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS PARTICIPANTES EN LA INICIATIVA "CHRISTMAS CONTEST"
Sala del Consistorio
Viernes, 14 de octubre de 2022
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Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y bienvenidos!
Doy las gracias al cardenal Tolentino por la presentación de esta iniciativa, que tiene el mérito de dar voz a los jóvenes, valorizando su creatividad. Por eso estoy agradecido a la Fundación Gravissimum Educationis , que anima esta red y que ha propuesto el Christmas Contest, y la Asociación Ausilia, que trabaja para multiplicar las oportunidades de los jóvenes y ha decidido sostener este proyecto. Y también este año me alegra encontraros a vosotros, jóvenes cantantes y músicos, que habéis decidido participar en el Concurso. Inspirado en el acontecimiento de la Navidad, este pretende promover los valores de la vida, del amor, de la paz.
Me dirijo a vosotros jóvenes artistas. No sé si puedo permitirme daros un consejo, ¿puedo? De acuerdo. Nos tratéis de copiar a las grandes “estrellas” del espectáculo. No sigáis las modas y los esquemas del éxito. No repitáis los clichés de una Navidad falsa y endulzada, que nada tiene que ver con el nacimiento de Jesús en Belén y su significado para la humanidad de hoy. Más bien, no tengáis miedo de ser vosotros mismos. ¿Os criticarán? Sí, pero sed vosotros mismos, originales, creativos. La propia personalidad en el arte. Y sobre todo haced que en la base de vuestras obras esté el estupor. Nosotros hemos perdido el sentido del estupor, y debemos retomarlo. Que en la base esté el estupor, el estupor frente a lo impensable: un Dios que se hace carne, que se hace niño indefenso, nacido de una Virgen, en una gruta, y que tuvo como cuna un pesebre para los animales. El estupor. Si no se siente el estupor, la canción no habla al corazón, no comunica…
Además del estupor, otro ingrediente indispensable es la sencillez. Atención: sencillez, ¡no banalidad! No. La sencillez es otra cosa. El pesebre es sencillo, pero no es banal. Los cantos de san Alfonso, como “Tú desciendes de las estrellas”, son sencillos, pero hermosos y llenos de significado, y siguen conmoviéndonos y nutriendo la fe del pueblo de Dios. Y esto no es sentimentalismo, esto es más, es lo que viene de dentro, es auténtico.
Con este estilo creativo de estupor y sencillez, vosotros podéis dar vuestra contribución a la causa de la paz, que es el gran don que Dios ha querido hacer al mundo con el nacimiento de su Hijo. En estos meses ha ido creciendo en Europa y en el mundo el fragor de la guerra. No cedamos a este chantaje, ¡por favor! ¡No caigamos en esta trampa! Sigamos soñando la paz y trabajando por la paz, sembrando semillas de fraternidad y de amistad social. La mano tendida, ¡siempre la mano tendida! Vosotros esto lo hacéis con la música, y es muy valioso, porque la música es un lenguaje universal, que va más allá de confines y barreras. La música también tiene un inestimable valor educativo. Lo subrayo porque esta iniciativa está promovida por la Fundación pontifica que se inspira en el documento conciliar sobre la educación. La música humaniza, y educar quiere decir esencialmente humanizar. ¡Cuánto necesitamos hoy volvernos más humanos! Por esto, en el fondo, Dios se ha hecho hombre, para compartir con nosotros este camino.
Queridos amigos, os deseo todo bien para este Concurso y para vuestro camino artístico. Os bendigo a todos, con vuestras familias, y os pido que recéis por mí. Y si alguno de vosotros no puede rezar o no sabe rezar, al menos que me envíe buenas ondas, que lo necesito. Gracias.
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