VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD EL PAPA FRANCISCO
A LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO Y A SUDÁN DEL SUR
(Peregrinación ecuménica de paz a Sudán del Sur)
[31 de enero - 5 de febrero de 2023]
CONFERENCIA DE PRENSA DEL SANTO PADRE
DURANTE EL VUELO DE REGRESO
Domingo, 5 de febrero de 2023
________________________________________
Introducción de M. Bruni
Buenos días a todos. Claramente, este es un viaje particular; particular por lo que hemos visto y escuchado, pero también porque es un viaje que se llevó a cabo como una peregrinación en compañía, una peregrinación por la paz y en compañía, imagen que se puede ver también aquí en este momento. Por tanto, yo pediría a los periodistas que, cuando sea el momento de hacer las preguntas, indiquen también a quién están dirigidas, porque aquí con nosotros, junto al Santo Padre, están el moderador general de la Iglesia presbiteriana escocesa y ya conocen al arzobispo Welby de Canterbury. Pero, antes de comenzar, pediría a Su Santidad si desea dirigirnos unas palabras.
PAPA FRANCISCO
Feliz domingo y gracias por el trabajo que han realizado durante estos días. Este ha sido un viaje ecuménico con mis dos hermanos y por eso quise que en la conferencia de prensa estuvieran también los dos; sobre todo el arzobispo de Canterbury, porque él conoce la historia a lo largo de los años de este camino de reconciliación; él ha trabajado mucho antes que yo en esto. Por eso quise que estuvieran los dos. Gracias, y después hablamos.
WELBY
Buenas tardes y muchas gracias, Santidad, gracias. En enero de 2014 mi esposa y yo visitamos Sudán del Sur como parte de una serie de viajes por toda la Comunión Anglicana. Al llegar, el arzobispo —el arzobispo anglicano— nos pidió que fuéramos a una ciudad llamada Bor. En ese momento, la guerra civil había iniciado cinco semanas atrás y era muy feroz. Fuimos a Bor con un avión monomotor y aterrizamos en una zona desértica. En la entrada del aeropuerto vimos los primeros cadáveres. En ese momento, en Bor había cerca de tres mil cadáveres sin enterrar, aunque habían sido cinco mil. Había algunos soldados de las Naciones Unidas y muchos soldados. Fuimos a la catedral donde todo el clero, el clero anglicano, había sido asesinado y sus esposas violadas y asesinadas. Era una situación horrible. De camino a casa, tanto mi mujer como yo sentimos una profunda llamada para ver qué podíamos hacer para apoyar al pueblo de Sudán del Sur. Y de ahí fue que en uno de los encuentros periódicos que tengo el privilegio de mantener con el Papa Francisco, hablamos mucho sobre Sudán del Sur y desarrollamos la idea de un retiro [espiritual] en el Vaticano. Mi equipo en Lambeth y el Vaticano trabajaron juntos, visitaron frecuentemente Sudán del Sur en 2016, trabajaron en el terreno y colaboraron con los líderes para intentar organizar esta visita. También mi esposa trabajaba junto a las esposas de los obispos y a las mujeres líderes de la comunidad, que sufrían fuertes presiones, e incluso visitamos a líderes en el exilio en Uganda.
En 2018 quedó claro que existía la posibilidad de una visita a principios de 2019 y lo conseguimos, y fue un milagro que sucediera. Uno de los dos vicepresidentes estaba en Jartum bajo arresto domiciliario. Recuerdo que 36 horas antes —yo estaba en el aparcamiento de un colegio de Nottingham, en Inglaterra— hablé con el Secretario General de la ONU para que le expidiera un visado, cosa que hizo brillantemente, y consiguió que el vicepresidente se marchara justo antes de que se cerrara el espacio aéreo por el golpe de Estado. El punto álgido del encuentro del 2019 fue, por supuesto, el inolvidable gesto del Papa arrodillándose y besando los pies de los líderes para suplicar por la paz, diciendo: “Les ruego que hagan las paces”, mientras trataban de impedírselo. Con ello hizo recordar directamente el capítulo 13 del evangelio de san Juan, fue un momento extraordinario.
Tuvimos discusiones difíciles, y en un determinado momento los vicepresidentes se retiraron a un encuentro separado, que fue muy intenso, pero al final se comprometieron en renovar el acuerdo de paz. Creo que la intervención del Papa fue el momento clave, el punto de inflexión. Pero como decía un ex entrenador de fútbol en Inglaterra, eres buen jugador hasta el próximo partido. Y el covid aplazó el siguiente partido. Creo que el resultado fue la pérdida de impulso en lo que se refiere al proceso de paz. Al venir a esta visita, los equipos seguían trabajando, pero tenían menos confianza que en 2019. Así que he terminado esta visita con un profundo sentimiento de aliento, no tanto porque hubiera un cambio de dirección (breaktrhough), sino porque existía la sensación —por usar una frase del Papa— de un corazón que hablaba al corazón. Como se habrán dado cuenta, el contacto en las diversas reuniones no fue tanto a nivel intelectual, sino que, en los diversos encuentros en los que hubo discursos, el corazón habló al corazón. Hay un impulso a nivel medio y popular, y lo que necesitamos ahora es un serio cambio de actitud por parte de los líderes. Deben aceptar un proceso que conduzca a una transición pacífica del poder. Les hemos dicho públicamente que se debe poner fin a la corrupción, al contrabando de armas y a la acumulación de armamentos. Para ello habrá que seguir trabajando juntos, con el Vaticano y con Lambeth, pero sobre todo con la troika del gobierno, para conseguir que esta puerta abierta —que no está tan abierta como me gustaría, pero está abierta— se abra de par en par y se avance. En poco menos de dos años habrá elecciones, que serán al final de 2024. Necesitamos avances importantes para finales de 2023. Paso el micrófono al Moderador [de la Asamblea general de la Iglesia de Escocia], para que también él diga unas palabras.
GREENSHIELDS
Gracias, señor arzobispo. Mi experiencia es obviamente muy diferente a la del Papa y a la del arzobispo. Esta era la primera vez que iba a Sudán del Sur, pero no era la primera vez que mi Iglesia iba a Sudán del Sur, porque mi predecesor ya estuvo allí y la definió como una situación extremadamente vulnerable. La reconciliación y el perdón fueron el núcleo de las conversaciones y el diálogo del encuentro que llevamos a cabo en 2015. Invitamos a las personas que fueran a Escocia para reflexionar y capacitarse, y luego que regresaran a Sudán del Sur. Ahora esto se encuentra en la constitución presbiteriana de Sudán del Sur. Quisiera hacer eco de aquello que dijo un amigo: se dijeron palabras fuertes. Se dijo la verdad, al corazón y a la mente. Creo que la situación actual es esta: los hechos hablan más claramente que las palabras. Fuimos invitados por el gobierno y por las Iglesias a ir a Sudán del Sur como se invita a un amigo a entrar en su casa y en sus habitaciones. Esta invitación ha supuesto el pedido de ayuda en los modos que fueran posibles para marcar la diferencia en esta situación, para encontrarnos con nuestros compañeros, para hablar con quienes tienen el poder. Y esto es lo que hicimos. Ahora le toca iniciar este proceso, con urgencia, a quien pueda marcar la diferencia. Esto es lo que hemos pedido en esta visita.
Primera pregunta
Jean-Baptiste Malenge (RTCE-Radio Catholique Elikya ASBL) [en francés]
Santo Padre, hace tiempo que deseaba visitar la RDC. Ahora todos los países irradian la alegría que acaba de sembrar. Qué importancia le daría ahora al acuerdo firmado en 2016 entre la Santa Sede y la RDC, acuerdo que abordaba temas de interés común, como la educación y la salud. El acuerdo está en vías de aplicación. Ahora que ha tocado con sus propias manos diversas heridas, ahora que el Pastor universal ha sentido el olor de las ovejas del Congo…
PAPA FRANCISCO
Gracias. Primero, sobre el acuerdo. No conozco ese acuerdo, discúlpenme. Está el Secretario de Estado, que puede dar su opinión. Sé que en los últimos años se estaba preparando un acuerdo entre la Santa Sede y la República Democrática del Congo, pero no lo conozco, no puedo responder sobre eso. Tampoco sé la diferencia entre este nuevo que está en camino y el otro. Estas cosas las hace la Secretaría de Estado, el Secretario de Estado y también, más de cerca, Mons. Gallagher, que está aquí, en la parte política de las relaciones de la Santa Sede con los Estados; ellos son buenos para hacer acuerdos por el bien de todos.
Vi allí, en el Congo, muchas ganas de avanzar, mucha cultura. Antes de llegar aquí, hace unos meses, tuve una reunión online con universitarios africanos, y algunos eran del Congo: muy inteligentes, ustedes tienen gente de inteligencia superior. Esta es una de sus riquezas, los jóvenes, jóvenes inteligentes; y hay que apoyar a estos jóvenes, para que estudien y sigan adelante; y hay que hacerles sitio, no cerrarles las puertas.
Ustedes tienen muchas riquezas naturales que atraen a gente que viene —discúlpenme la palabra— a explotar el Congo. Existe esta idea, que ya dije, de que África debe ser explotada. Alguno dice, no sé si es verdad, que los países que tenían colonias dieron la independencia, pero “del suelo hacia arriba”, por debajo no dieron independencia, vienen a buscar minerales. Pero la idea de que a África hay que explotarla tenemos que quitarla. África tiene su propia dignidad. Y el Congo en esto tiene un nivel altísimo.
Y hablando de explotación me llama la atención y me duele el problema del este, que es un problema de guerra y de explotación. En el Congo pude tener un encuentro con víctimas de esa guerra. Terrible. Heridos, mutilados. Mucho dolor, mucho dolor. Todo para llevarse las riquezas. Eso no está bien, no está bien.
Pero volviendo a tu pregunta sobre el Congo, el Congo tiene muchas posibilidades.
WELBY
No conozco muy bien el occidente del Congo, mi esposa estuvo allí y trabajó con mujeres implicadas en el conflicto. Yo estuve muchas veces en el este, la última vez en 2018, justo antes del covid. Concuerdo de corazón con lo que dijo Su Santidad, tenemos que ser claros, el Congo no es el patio de recreo de las grandes potencias ni del poder de las pequeñas empresas mineras, que actúan de forma irresponsable con la minería artesanal, los secuestros, el uso de niños soldados, las violaciones a gran escala. Simplemente están saqueando el país, un país que debería ser uno de los más ricos sobre la faz de la tierra, capaz de ayudar al resto de África. En cambio, el país ha sido torturado, se le ha dado independencia política —técnicamente—, pero no independencia económica.
La experiencia que tuve en el este, durante mi última visita, cuando arrasaba el ébola, precisamente en la zona donde asolaba la milicia, fue que capacitamos a pastores para hacer frente al ébola en todas sus formas. Las Iglesias hacen un trabajo extraordinario ahí, son la única fuerza eficiente. Pero Padre, déjeme decir, la Iglesia católica romana hace un trabajo maravilloso. El proyecto de los Grandes Lagos que ha comenzado, dirigido por la Iglesia católica romana, es estupendo. Pero ahora las grandes potencias tienen que reconocer que África, y en particular el Congo, tienen muchos recursos en minerales y en metales que el resto del mundo necesitará si el resto del mundo quiere hacer una transición ecológica y salvar al planeta del cambio climático. Y la única manera de hacerlo sin que nuestras manos se cubran con sangre, es que las grandes potencias busquen verdaderamente la paz del Congo y no únicamente su propia riqueza.
GREENSHIELDS
No quiero agregar mucho porque creo que esa respuesta fue clarísima. Pero considero que es una advertencia para todos nosotros. Me parece que es algo que el Papa dijo a propósito de los jóvenes: mentes brillantes y positivas, los jóvenes tienen el derecho de oportunidades para desarrollarse. Según mi experiencia en otras partes del mundo, las mentes brillantes de las mujeres jóvenes merecen el derecho de tener exactamente las mismas oportunidades que los otros jóvenes, en cualquier país, pero particularmente en los países en vías de desarrollo. Esta sería mi súplica: el reconocimiento de los derechos de las mujeres, especialmente de las jóvenes, es fundamental.
Segunda pregunta
Jean-Luc Mootosamy (CAPAV) [en inglés]
Hemos visto que, a pesar de décadas de presencia de las misiones de la ONU, la violencia no cesa. ¿Cómo pueden ustedes, juntos, ayudar a promover un nuevo modelo de intervención, dada la creciente tentación de muchas naciones africanas de elegir a otros socios para garantizar su seguridad, socios que pueden no respetar las leyes internacionales, como algunas empresas privadas rusas u otras organizaciones, en la región del Sahel, por ejemplo?
PAPA FRANCISCO
Gracias. La violencia es un tema cotidiano. Acabamos de verlo también aquí en Sudán del Sur; es doloroso ver cómo se provoca la violencia. Uno de los problemas es la venta de armas. El arzobispo Welby dijo algo al respecto. Hoy en día creo que la mayor plaga del mundo sea el negocio de la venta de armas. Alguien me decía —alguien que sabe de esto— que con lo que se gasta en armas durante un año se acabaría el hambre en el mundo. No sé si eso es cierto. Pero hoy el primer puesto lo tiene la venta de armas. Y no sólo entre las grandes potencias, sino también entre esta pobre gente. Gente a la que, con esto, le siembran la guerra interiormente. Es cruel. Les dicen: “¡A la guerra!”, y les dan armas. Porque detrás hay intereses sobre todo económicos para explotar la tierra, los minerales, las riquezas.
Es cierto que el tribalismo en África no ayuda. Ahora no sé realmente cómo es la situación en Sudán del Sur, pero creo que también existe. Se necesita diálogo entre las distintas tribus. Recuerdo cuando estuve en Kenia, con el estadio lleno, todos se pusieron de pie para decir: “No al tribalismo, no al tribalismo”. Es verdad que cada tribu tiene su propia historia, hay viejas enemistades, culturas diferentes. Pero también es cierto que vendiendo armas se provoca la lucha entre tribus y luego se explota la tierra de ambas tribus. Esto es diabólico. No se me ocurre otra palabra. Esto es destruir: destruir la creación, destruir a la persona, destruir la sociedad.
No sé si también ocurre en Sudán del Sur, pero en algunos países se recluta a chicos jóvenes para que formen parte de la milicia y luchen contra otros chicos jóvenes. Esto es muy doloroso.
En resumen, creo que el mayor problema es el afán por apoderarse de las riquezas de ese país —coltán, litio y todas esas cosas— por medio de la guerra, y para sostenerla venden armas y también explotan a los niños.
GREENSHIELDS
Creo que uno de los problemas que están surgiendo es el alto nivel de analfabetismo que existe en estos países. La gente no tiene una idea clara de quiénes son, dónde están, ni toman decisiones con conocimiento de causa. Esto es una cosa. Definitivamente, tenemos que afrontar el fenómeno de la carrera de armamentos. Hay personas que hacen fortunas con eso, más que con cualquier otra cosa en el mundo. ¿Cómo hacerlo? Con la persuasión. ¿Y cómo superamos las divisiones? Con el diálogo.
Quiero contarles una pequeña historia sobre Escocia, el país del que provengo. Mi país estaba profundamente dividido por la religión y se realizaban actos horribles: agresiones terribles, divisiones terribles en la nación. Entonces se inició un proceso de diálogo entre nosotros —Iglesia de Escocia— y la Iglesia católica en Escocia, de manera que el año pasado se llegó al punto en que se firmó una declaración de amistad, según la se acordó que caminaríamos juntos con nuestras diferencias, pero también en conformidad con lo que concordamos. Y sólo cuando se logra alcanzar este nivel de diálogo y de encuentro con el otro es cuando se empiezan a derribar los muros. Esto es lo que hemos notado en Escocia. Cuando yo era joven, todavía era un país profundamente dividido. Y esto está cambiando. Y la instrucción contribuye a este proceso.
WELBY
Yo quiero responder desde otro punto de vista, porque su pregunta es muy útil. No se trata de la ONU “o”, sino “con”. Es siempre un “con”, más que un “o”. ¿Qué aportan las Iglesias? No sólo redes efectivas que no sean corruptas, a través de las cuales, cuando mandas una ayuda, esta llega a la gente del lugar; ni sólo redes que consiguen superar las líneas de fuego, y todo eso. El sábado pasado, nuestro arzobispo en Kajo Keji celebró el funeral de 20 personas. Fue directamente al lugar apenas supo la noticia del atentado y regresó ese mismo día por la tarde. Su visita y su intervención marcaron una gran diferencia; es el cambio de corazón, y ese era el objetivo de esta visita. Hace cien años, los Nuer y los Dinka estaban continuamente en guerra. Era una cultura de la venganza. Los Nuer, en particular, estaban en conflicto, incluso entre clanes de ellos mismos, por el secuestro del ganado. La diferencia no la marcó el gobierno colonial, sino las Iglesias y el cambio del corazón de las personas cuando recibieron la fe en Cristo y se dieron cuenta de que hay otra forma de vivir.
Por eso, mi oración al final de esta visita no es solo por un grandísimo activismo, sino sobre todo para que el Espíritu de Dios conceda un nuevo espíritu de reconciliación y sanación a la gente de Sudán del Sur.
Tercera pregunta
Claudio Lavanga (NBC NEWS)
Buenos días a todos. A usted, Santo Padre, quería preguntarle. Puesto que el arzobispo Welby ha recordado aquel increíble momento de 2019, cuando se arrodilló ante los líderes de Sudán del Sur para pedir la paz, lamentablemente dentro de dos semanas se cumplirá el primer aniversario de otro terrible conflicto, el de Ucrania, y mi pregunta es: ¿Estaría usted dispuesto a realizar el mismo gesto con Vladimir Putin si tuviera la oportunidad de reunirse con él, considerando que sus llamamientos a la paz hasta ahora han caído en saco roto? Y quería preguntarles a los tres si quisieran hacer un llamamiento conjunto por la paz en Ucrania, ya que es un momento único en el que están los tres juntos.
PAPA FRANCISCO
Yo estoy abierto a reunirme con ambos presidentes, el presidente de Ucrania y el presidente de Rusia, estoy abierto a la reunión. Si no fui a Kiev es porque en aquel momento no era posible ir a Moscú, pero estaba dialogando. De hecho, el segundo día de la guerra fui a la embajada rusa a decir que quería ir a Moscú para hablar con Putin, siempre que hubiera una pequeña ventana para negociar. Entonces, el ministro Lavrov respondió: “Bien”, que sí, que lo valoraba, pero que “lo veríamos más adelante”. Ese gesto fue un gesto pensado, diciendo “lo hago por él”.
Pero el gesto de la reunión de 2019 no sé cómo ocurrió, no estaba pensado, y las cosas que no están pensadas no se pueden repetir. Es el Espíritu el que te lleva ahí, no se puede explicar y punto. Y también lo he olvidado. Fue un servicio, fui instrumento de algún impulso interior, no algo planeado.
Hoy no es la única guerra. Quisiera hacer justicia: desde hace doce o trece años Siria está en guerra; desde hace más de diez Yemen está en guerra; pensemos en Myanmar, en los pobres Rohingya que vagan por el mundo porque han sido expulsados de su patria. En todas partes, en América Latina, ¡cuántos focos de guerra hay! Sí, hay guerras más importantes por el ruido que hacen, pero, no sé, el mundo entero está en guerra, en autodestrucción. Tenemos que pensar seriamente: está en autodestrucción. ¡Detengámonos a tiempo! Porque una bomba te pide otra más grande y luego otra más grande, y en la escalada no sabes dónde acabarás. Es necesario mantener la cabeza fría. Por otra parte, Su Excelencia habló de las mujeres. Las mujeres, las he visto en Sudán del Sur, crían a los hijos, a veces están solas, pero tienen la fuerza de crear un país. Las mujeres son buenas, son las que están saliendo adelante, porque los hombres van a luchar, van a la guerra, y estas señoras con dos, tres, cuatro, cinco niños salen adelante, las he visto aquí en Sudán del Sur. Y, hablando de mujeres, me gustaría decir unas palabras sobre las religiosas, las religiosas que se involucran. Vi algunas de ellas aquí en Sudán del Sur, y luego en la Misa de hoy. Ustedes han oído el nombre de tantas religiosas que han sido asesinadas, degolladas en esta guerra. Pero volvamos a la fuerza de la mujer: hay que tomarla en serio y no utilizarla solamente como anuncio de maquillaje. Por favor, esto es un insulto a la mujer, ¡la mujer está para cosas mayores!
Respecto al otro punto ya te he dicho algo, pero es necesario mirar las guerras que hay en el mundo.
WELBY
He hablado de Rusia, del presidente Putin y de Ucrania cuando estuve allí a finales de noviembre y principios de diciembre, realmente no tengo nada que añadir, salvo que el final de esta guerra está en manos del presidente Putin. Podría detenerla con la retirada y el alto al fuego y luego con negociaciones sobre acuerdos a largo plazo. Pero no puede. Es una guerra terrible y aterradora. Pero quiero decir que estoy de acuerdo con el Papa Francisco. Hay muchas otras guerras. Hablo cada cierto tiempo con el jefe de nuestra Iglesia en Myanmar; he hablado con los líderes de nuestra Iglesia en Nigeria, donde cuarenta personas fueron asesinadas ayer en Katsina en un conflicto armado. Hablo con muchos en todo el mundo. Estoy totalmente de acuerdo con el Santo Padre. Ninguna guerra acaba si no se involucran las mujeres y los jóvenes, exactamente por las razones que él mismo ha expresado.
Cuarta pregunta
Bruce De Galzain (Radio France)
Santo Padre, antes de partir a su viaje apostólico, Usted ha denunciado la criminalización de la homosexualidad. El que se considere un delito. En Sudán del Sur y en el Congo no es aceptada por las familias. Esta semana en Kinsasa me he encontrado con cinco homosexuales, todos ellos habían sido rechazados e incluso expulsados de su propia familia. Estos homosexuales me explicaron que su rechazo proviene de la educación religiosa de sus padres. Algunos de ellos incluso son llevados a sacerdotes exorcistas porque sus familias creen que están poseídos por espíritus inmundos. Mi pregunta, Santo Padre, es: ¿qué les dice a las familias del Congo-Kinsasa y de Sudán del Sur que siguen rechazando a sus hijos, y qué les dice a los sacerdotes, a los obispos? Gracias.
PAPA FRANCISCO
De este tema he hablado en dos viajes, el primero, volviendo de Brasil: si una persona con tendencia homosexual es creyente y busca a Dios, ¿quién soy yo para juzgarla? Esto lo dije en ese viaje. La segunda vez, regresando de Irlanda —fue un viaje un poco problemático porque ese día había salido la carta de ese chico—, allí les dije claramente a los padres: los hijos con esta orientación tienen derecho a quedarse en casa, ustedes no los pueden echar de casa, tienen ese derecho. Y hace poco dije algo, no lo recuerdo muy bien, en la entrevista de Associated Press. La criminalización de la homosexualidad es una cuestión que no debe dejarse pasar. Se calcula que, más o menos, cincuenta países, de una manera u otra, llevan a cabo esta criminalización. Algunos dicen más, digamos al menos cincuenta. Y algunos de estos —creo que serán diez—, tienen también la pena de muerte. De forma abierta o encubierta, pero pena de muerte. Esto no está bien. Las personas con tendencias homosexuales son hijos de Dios, Dios las ama, Dios las acompaña. Es cierto que algunos se encuentran en este estado debido a diversas situaciones no deseadas, pero condenar a una persona así es un pecado; criminalizar a las personas con tendencias homosexuales es una injusticia. No hablo de grupos, sino de personas. Se puede decir: “Pero hay grupos que hacen alboroto”. Las personas. Otra cosa son los lobbies, yo hablo de las personas. Y creo que el Catecismo de la Iglesia Católica dice que “no deben ser marginados”. Creo que la cosa en este punto es clara.
WELBY
Tal vez no se le haya escapado que en la Iglesia de Inglaterra hemos estado hablando “un poco” de este tema recientemente, incluyendo muchos debates en el Parlamento y otras tantas cosas. Quiero decir que me hubiera gustado haber hablado con la elocuencia y claridad con que lo hizo el Papa. Estoy totalmente de acuerdo con cada palabra que ha dicho. En lo que respecta a la criminalización, la Iglesia de Inglaterra, la Comunión Anglicana, ha aprobado resoluciones contra la criminalización en dos Conferencias de Lambeth, pero eso no ha cambiado realmente la mentalidad de la mayoría de las personas. En los próximos cuatro días, en el Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra, ese será el tema principal de discusión y, sin duda, citaré lo que el Santo Padre dijo de manera maravillosa y precisa.
GREENSHIELDS
Solo una observación muy breve. En ningún lado en los cuatro Evangelios veo que Jesús rechace a nadie; en los cuatro Evangelios no encuentro nada más que a Jesús expresando amor a cualquiera que conoce. Y, como cristianos, esta es la única expresión que podemos dar a cada ser humano en cualquier circunstancia.
Quinta pregunta
Alexander Hecht (ORF TV)
Una pregunta al Papa: se ha hablado mucho en los últimos días sobre la unidad, también ha habido una demostración de la unidad de la cristiandad, en Sudán del Sur, incluso de la unidad de la propia Iglesia católica. Me gustaría preguntarle si usted siente que, después de la muerte de Benedicto XVI, su trabajo y su misión le han resultado más difíciles, porque han aumentado las tensiones entre las diferentes alas de la Iglesia católica.
PAPA FRANCISCO
Sobre este punto, me gustaría decir que pude hablar de todo con el Papa Benedicto e intercambiar opiniones. Él siempre estuvo a mi lado, apoyándome, y si tenía alguna dificultad, me lo decía y hablábamos; y no había problemas.
Una vez hablé sobre el matrimonio de personas homosexuales, sobre el hecho de que el matrimonio es un sacramento y que no podemos hacer un sacramento, pero que hay una posibilidad de asegurar los bienes a través del derecho civil —empezó en Francia, no recuerdo cómo se llama—; cualquier persona puede hacer una unión civil, no necesariamente de pareja; ancianas jubiladas hacen una unión civil, por ejemplo. Entonces una persona, que se cree un gran teólogo, a través de un amigo del Papa Benedicto, acudió a él y presentó la denuncia contra mí. Benedicto no se asustó. Llamó a cuatro cardenales teólogos de primer nivel y les dijo: “explíquenme esto”, y ellos lo explicaron. Y así terminó la historia.
Es una anécdota para mostrar cómo se movía Benedicto cuando había una denuncia. Algunas de las historias que se cuentan, de que Benedicto estaba amargado por una u otra cosa que haya hecho el nuevo Papa, son “cuentos chinos”. Es más, yo consulté a Benedicto para tomar algunas decisiones, y él estuvo de acuerdo.
Creo que la muerte de Benedicto ha sido instrumentalizada por personas que quieren llevar agua a su propio molino. Y la gente que, de una u otra manera, instrumentaliza a una persona tan buena, tan de Dios, casi diría un santo padre de la Iglesia, diría que son gente sin ética, son gente de partido, no de Iglesia. Se ve por todas partes la tendencia a convertir las posiciones teológicas en partidos y luego llegar a esto. Mejor olvidarse de eso. Estas cosas caerán solas, o puede que algunas no desaparezcan y sigan adelante, como ha ocurrido tantas veces en la historia de la Iglesia. Pero quería decir claramente quién era el Papa Benedicto, no era una persona amargada.
Sexta pregunta
Jorge Barcia Antelo (RNE)
Buenos días, Santidad. Esta primera pregunta es para usted. Volvemos hoy de dos países víctimas de lo que usted ha llamado la “globalización de la indiferencia”. Lleva hablando de ello desde el inicio de su pontificado y también desde su viaje a Lampedusa. En cierto modo, esta semana se ha cerrado un círculo. ¿Sigue pensando en ampliar el radio de este círculo, yendo más allá, a visitar otros países olvidados? ¿A qué lugares tiene previsto ir? Y después de este viaje que ha sido tan largo, tan exigente, ¿cómo está? ¿Todavía se siente fuerte? ¿Cree que tiene la salud suficiente para ir a todos estos lugares?
[Pregunta en inglés al Moderador y al Arzobispo si se unirán al Papa en otro viaje como este]
PAPA FRANCISCO
¡Depende del menú!
Hablaré de la globalización de la indiferencia, luego había una cosa en el centro de tu pregunta.
Sí, es verdad, la globalización de la indiferencia está presente en todas partes. Se da dentro del país, es posible. Varias personas se han olvidado de mirar a sus compatriotas, a sus conciudadanos, y los arrinconan para no pensar en ellos. Hace pensar que las fortunas más grandes del mundo están en manos de una minoría. Y estas personas no miran la pobreza, sus corazones no se abren para ayudar en estas situaciones.
Sobre los viajes, creo que India será el año que viene, creo. Voy a Marsella el 23 de septiembre, y existe la posibilidad de que vuele a Mongolia desde Marsella, pero aún no es definitivo, es posible. Otro de este año es Lisboa. Pero el criterio es este: elegí visitar los países más pequeños de Europa. Usted dirá: “pero fue a Francia”. No, fui a Estrasburgo; iré a Marsella, no a Francia. Los más pequeños, los más pequeños, para conocer un poco la Europa oculta, la Europa que tiene tanta cultura, pero que no todos conocen. Para acompañar a los países, por ejemplo, Albania —que fue el primero— que es el país que sufrió la dictadura más cruel de la historia. Entonces mi decisión es esta: intentar no caer yo mismo en la globalización de la indiferencia.
[Le preguntan sobre su salud] Tú sabes que hierba mala nunca muere. No estoy como al principio del pontificado, realmente esta rodilla molesta, pero seguimos adelante despacio, luego ya veremos. Gracias.
WELBY
Sin duda esta es la mejor compañía aérea con la que haya viajado. Bromas aparte, estaría encantado, si el Santo Padre tuviera la impresión de que yo haya añadido valor, o que en el futuro el arzobispo (de Canterbury) podría añadir valor, siempre sería un gran privilegio. Depende dónde sea y del hecho de que podamos ser un obstáculo o una ayuda.
GREENSHIELDS
Seguramente estaríamos encantados, felices de volver a hacer una cosa similar. La única salvedad es que mi mandato expira el 20 de mayo y el próximo moderador de la Iglesia de Escocia será una mujer, muy capaz, y estoy seguro de que ella estaría encantada de hacer lo mismo.
Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana