DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS PARTICIPANTES EN LA CONFERENCIA INTERNACIONAL
"MUJERES QUE CONSTRUYEN UNA CULTURA DEL ENCUENTRO INTERRELIGIOSA"
Sala del Consistorio
Jueves, 26 de enero de 2023
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Señor cardenal,
miembros y consultores del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso,
señora presidenta de la Unión Mundial de las Organizaciones Femeninas Católicas,
queridos amigos, ¡buenos días!
Dirijo una calurosa bienvenida a todos vosotros, en particular a los relatores del Congreso “Mujeres que construyen una cultura del encuentro interreligiosa”. Os felicito por esta iniciativa. No es un evento común que los fieles de doce religiones de todo el mundo se reúnan y discutan sobre cuestiones importantes relativas al encuentro y el diálogo para promover la paz y la comprensión en nuestro mundo herido. Y dado que vuestro Congreso está dedicado a la escucha de las experiencias y de las perspectivas de las mujeres, esto es aún más significativo. De hecho «[la paz] debe ser buscada implicando mayormente… a la mujer. Porque la mujer cuida y da vida al mundo: es camino hacia la paz» (Declaración final, VII Congress of the Leaders of World and Traditional Religions, Astana, 15 de septiembre 2022).
La Iglesia católica está comprometida en el diálogo interreligioso y en la promoción de la comprensión y la cooperación entre los creyentes de diferentes tradiciones religiosas. Cada una de vuestras tradiciones, y cada uno de vosotros personalmente, tiene una riqueza que ofrecer al mundo, para infundir en él un espíritu de acogida, de cuidado y de fraternidad.
Gran parte este Congreso está dedicado a redescubrir los aspectos femeninos de vuestras respectivas tradiciones religiosas y a mostrar cómo contribuyen a una cultura del encuentro. De hecho, «el sentarse a escuchar a otro, característico de un encuentro humano, es un paradigma de actitud receptiva, de quien supera el narcisismo y recibe al otro, le presta atención, lo acoge en el propio círculo» (Enc. Fratelli tutti, 48). La actividad del encuentro y la apertura que esto requiere están volviéndose raras y su práctica es uno de los más grandes dones que podéis ofrecer a vuestras familias, a vuestras comunidades, a toda la sociedad.
Os animo a seguir esta importante colaboración, compartiendo conocimientos y experiencias prácticas. Estas os dan fuerza y creatividad cuando, en vuestros contextos particulares, trabajáis para ofrecer asistencia a muchas personas, que buscan un alivio material al sufrimiento y aún más un significado y un objetivo a su propia vida. Al respecto, os agradezco el empeño y los esfuerzos que realizáis para promover la dignidad de las mujeres y en particular de las jóvenes.
Os agradezco vuestra visita y de corazón os deseo todo bien para el importante trabajo de estos días. Dios os bendiga a vosotros, Dios bendiga vuestro trabajo, Dios bendiga a vuestros seres queridos.
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