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EL ESCUDO DEL PAPA JUAN PABLO I

 

Así como el nuevo nombre del Papa recuerda los de sus dos inmediatos predecesores, también se puede decir que en su escudo se encuentra algo de cada uno de ellos. Del Papa Juan, por el simple hecho de haberle sucedido en. Venecia, ha heredado la parte alta del blasón. En este caso, el escudo patriarcal de la sede de San Marcos: un león alado en campo de plata que tiene entre sus zarpas un libro abierto, con esta leyenda: «Pax tibi, Marce, Evangelista». Bajo el león veneciano aparece el escudo propio del Papa que, jugando con el nombre (Luciani) derivado de la palabra latina "lux", consiste principalmente en tres estrellas de cinco puntas en campo azul. Pero se añade —y aquí aparece el recuerdo del Papa Montini.— el "monte de seis cimas a la italiana, saliendo de la base", que era uno de los "motivos" del escudo montiniano (nótese también aquí el juego de palabras: monti, montini). El monte de seis cimas, que va acompañado, en el escudo del Papa Juan Pablo I, de tres estrellas, iba en el del Papa Pablo VI acompañado de tres lirios, otro "motivo" muy frecuente en heráldica. ¿Quién sabe, por otra parte, si el Papa Luciani habrá querido recordar así también las montañas de su pueblo natal?... Si queremos concluir con una interpretación un poco audaz, digamos que el nuevo Papa, llegado al pie de la montaña de su pontificado y, en su humildad, un poco incierto sobre sus fuerzas, alza los ojos y descubre sobre los montes, como los Reyes Magos, una espléndida luz estelar que le ilumina y le da buena esperanza para llegar a lo alto. Y esto se aplica, en el fondo, a todos nosotros. Que nuestra vida pueda ser una continua ascensión, iluminada por la luz que viene de lo alto, la luz de la fe, la luz de Cristo Señor, la luz que nos den las enseñanzas de Su Vicario en la tierra.



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