JUAN PABLO II
REGINA CAELI
Domingo 10 de mayo de 1992
1. Reanudamos hoy la peregrinación espiritual que estamos realizando por los santuarios de América, con motivo del V Centenario del comienzo de la evangelización en el nuevo mundo.
Este cuarto domingo de Pascua vamos a El Salvador. En el corazón del país hay un bello parque, cuyo nombre oficial es «Plaza de las Américas». En ella se yergue majestuoso el monumento al divino Salvador del mundo que da nombre a la nación y a su capital. Fue erigido en 1942, con ocasión del congreso eucarístico nacional, celebrado en la ciudad de San Salvador para conmemorar el primer centenario de la creación de la diócesis.
2. El monumento, que es como un santuario, está situado no muy lejos de la actual catedral metropolitana, dedicada también ella al divino Salvador, si bien todavía sin terminar.
Catedral y monumento son para los salvadoreños el símbolo de su religiosidad así como de la tradición cristiana de ése sufrido pueblo que lleva un nombre tan privilegiado y significativo: «El Salvador».
En el monumento, la imagen de Cristo está colocada sobre una inmensa esfera del mundo, apoyada en una pilastra formada con cuatro grandes cruces de mármol.
Nuestro Señor está en actitud de bendecir.
Bendice al pueblo salvadoreño, que en torno a ese monumento se reunió multitudinariamente, el pasado 1 de febrero, para celebrar la reconciliación, tras el armisticio que todos esperamos asegure a esa querida nación una paz auténtica y duradera.
3. El Salvador, desde América Central, bendice también a todo el continente que en Él fija su mirada y su confianza.
Pidamos a Jesucristo resucitado, buen pastor, por América Latina para que, en este año singular del V Centenario de su cristianización, el Señor inunde de paz a todas las naciones y haga que las Iglesias latinoamericanas entren gozosa y decididamente en el ritmo apostólico de la nueva evangelización, fieles a su espléndida tradición histórica profundamente católica.
Durante los próximos días se celebrará en el Vaticano un Simposio, en el que un numeroso grupo de especialistas de diversas naciones estudiará la historia de la evangelización de América, examinando la trayectoria de estos 500 años, para poner de relieve la identidad del continente de la esperanza pascual. Esta iniciativa se ubica en la perspectiva de la IV Conferencia general del Episcopado latinoamericano que se reunirá en Santo Domingo, el próximo mes de octubre, con el fin de dar un impulso decisivo a esa nueva evangelización, la cual será «eficaz» solamente sí el Salvador del hombre «ocupa el centro de las familias, de todas las poblaciones de las ciudades y de las naciones» (Homilía en Pordenone, 1 de mayo de 1992).
Encomendemos todas estas intenciones a la Virgen Santísima en este mes de mayo, especialmente dedicado a ella.
* * *
Después del Ángelus
Saludo ahora muy cordialmente a los integrantes de las Comunidades Neocatecumenales procedentes de Gran Canaria, de Santa Cruz de Tenerife y de Madrid, presentes en Roma para hacer su profesión de fe ante la tumba del Apóstol san Pedro.
En vuestro camino de intensa vida cristiana, os aliento a ser siempre testimonios de los genuinos valores evangélicos y promotores de comunión en vuestras parroquias y grupos apostólicos.
Mientras os encomiendo a la maternal protección de la Santísima Virgen, a cuyo Santuario de Loreto os dirigís, imparto a vosotros y a vuestras familias la Bendición Apostólica.
Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana