JUAN PABLO II
ÁNGELUS
Domingo 22 de febrero de 2004
1. Hoy, 22 de febrero, se celebra la fiesta litúrgica de la Cátedra de san Pedro, que pone de relieve el singular ministerio, confiado por el Señor al jefe de los Apóstoles, de confirmar y guiar a la Iglesia en la unidad de la fe. En esto consiste el ministerium petrinum, el servicio peculiar que el Obispo de Roma está llamado a prestar a todo el pueblo cristiano. Una misión indispensable, que no se apoya en prerrogativas humanas, sino en Cristo mismo como piedra angular de la comunidad eclesial.
Oremos para que la Iglesia, en la variedad de las culturas, las lenguas y las tradiciones, sea unánime al creer y al profesar las verdades de fe y de moral transmitidas por los Apóstoles.
2. Para tomar conciencia de la Iglesia como misterio de unidad, amadísimos hermanos y hermanas, debemos fijar nuestra mirada en Cristo. Y la Cuaresma, que iniciaremos el miércoles próximo con el austero y significativo rito de la imposición de la ceniza, constituye un tiempo privilegiado para intensificar este compromiso de conversión a Cristo. Así, el itinerario cuaresmal será una ocasión propicia para examinarnos con sinceridad y verdad a nosotros mismos, para poner orden en nuestra vida y en nuestras relaciones con los demás y con Dios. "Convertíos y creed en el Evangelio" (Mc 1, 15). Esta es la invitación de la liturgia que nos acompañará durante las próximas semanas hasta las celebraciones pascuales.
3. La Virgen Madre de Dios nos sostenga en este exigente camino espiritual. Que ella nos haga dóciles a la escucha de la palabra de Dios, que nos impulsa a la conversión personal y a la reconciliación fraterna. Que María nos guíe al encuentro con Cristo en el misterio pascual de su muerte y resurrección.
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