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CARTA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A MONSEÑOR CARMELO CASSATTI CON OCASIÓN DEL IX CENTENARIO
DE LA FUNDACIÓN DE LA BASÍLICA CATEDRAL
DE LA ARCHIDIÓCESIS DE TRANI-BARLETTA-BISCEGLIE

 

Al venerado hermano
Monseñor CARMELO CASSATTI
Arzobispo de Trani-Barletta-Bisceglie
Titular de Nazaret

1. He sabido con alegría que la archidiócesis de Trani-Barletta-Bisceglie se dispone a celebrar el IX centenario de la fundación de su basílica catedral, insigne edificio sagrado. Esta celebración adquiere particular importancia, puesto que en ese templo, meta continua de visitantes, se conservan los restos mortales de aquel joven griego de 17 años, llamado Nicolás, que se dirigía como peregrino a Roma y que, habiendo llegado a Trani, murió en la miseria el año 1094, mientras con la invocación "Kyrie eleison" testimoniaba a todos la necesidad de volver a Dios. Sus restos mortales, depositados provisionalmente en la catedral de Santa María de la Scala, se convirtieron en objeto de veneración para toda la población, que lo escogió como patrono de su ciudad.

La historia de la actual catedral románica comienza en el año 1099, cuando el arzobispo de Bizancio proclama santo al peregrino Nicolás, iniciando la construcción de una iglesia donde se depositarían sus restos mortales. La nueva y gran basílica sufrió sucesivas transformaciones, impulsadas por exigencias de carácter litúrgico o de devoción, con añadiduras y enriquecimientos ornamentales, que han determinado su actual fisonomía, ante la cual se detienen admirados los peregrinos y los turistas.

En la celebración de este aniversario deseo unirme espiritualmente al pueblo de Trani, que rinde fervientemente acción de gracias al Señor por los innumerables beneficios recibidos durante su larga historia de fe. Dirijo, asimismo, un saludo cordial a las autoridades y a cuantos participen en un acontecimiento tan significativo para la comunidad cristiana de esa ciudad. Orgullosa del tesoro artístico e histórico que posee en su antigua catedral, da gracias a Dios por el bien que se ha irradiado desde el templo en el decurso de los siglos y, al mismo tiempo, se siente estimulada a tomar mayor conciencia del deber siempre urgente de llevar el anuncio de Cristo a cuantos aún no lo han recibido. Desde esta perspectiva, deseo que, por intercesión del joven peregrino san Nicolás, numerosos jóvenes, acogiendo la vocación sacerdotal o religiosa, o comprometiéndose en las filas del laicado católico, se pongan al servicio del Evangelio, para ofrecer también a los hombres de hoy la posibilidad de descubrir en el Evangelio las respuestas que anhela su corazón.

2. "¡Oh Dios, nos saciaremos de los bienes de tu casa, de la santidad de tu templo!" (cf. Sal 65, 5). Éste es el sentimiento que brota en la comunidad cristiana cuando se reúne en la casa de Dios para celebrar su fe y los misterios del Señor, testimoniando visiblemente su identidad de familia de Dios.

Las estructuras exteriores del lugar sagrado han sido construidas para favorecer esa experiencia e ilustrar el esplendor del edificio espiritual levantado sobre el fundamento de los Apóstoles y los profetas, cuya "piedra angular es Cristo mismo", en quien "toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor" (Ef 2, 21).

A lo largo de los siglos, el pueblo cristiano se ha esforzado siempre por hacer que resplandezca de magnificencia el lugar del encuentro con Dios, embelleciéndolo con obras de arte y enriqueciéndolo con adornos preciosos. En efecto, debe manifestar a los hombres las insondables riquezas de la misericordia divina y las maravillas que no deja de realizar en medio de ellos. Es lo que muestra la historia de esa catedral. Espero que la extraordinaria síntesis de fe y belleza, confiada a la posteridad hace ya tantos siglos por artistas evangélicamente inspirados a través de las líneas arquitectónicas del templo y de las creaciones artísticas que lo adornan, reavive en cuantos lo visiten el deseo de Dios y los impulse a testimoniarlo con la palabra y con la vida, siguiendo el ejemplo de su santo patrono.

3. Venerado hermano, las celebraciones programadas para este centenario se insertan en el itinerario de preparación para el gran jubileo del año 2000, cita a la que se orientan con confianza todos los cristianos, llamados a recorrer un profundo camino de conversión y reconciliación, para entrar en el nuevo milenio más afianzados en su adhesión al Redentor. La coincidencia de estos acontecimientos no puede por menos de constituir para la comunidad eclesial de Trani-Barletta-Bisceglie una invitación a vivir las próximas celebraciones jubilares como ocasión propicia para dar gracias al Señor por los dones con que ha sido enriquecida en el decurso de los siglos. Quiera Dios que los fieles, recordando su milenaria tradición cristiana, se sientan confirmados en su compromiso de infundir en la sociedad la levadura del anuncio evangélico.

Los guiará con su apoyo materno María, Madre de la Iglesia, modelo insuperable de fe, esperanza y caridad. Al seguirla fielmente y al imitar el ejemplo de san Nicolás, el peregrino, los miembros de esa antigua e ilustre Iglesia se convertirán en piedras resplandecientes del amoroso designio del Padre y contribuirán a edificar con la fuerza del Evangelio la civilización del amor.

Con estos sentimientos, le imparto a usted, venerado hermano, al clero, a los religiosos, a las religiosas y a cuantos forman parte de esa familia diocesana, una especial bendición apostólica.

Vaticano, 4 de octubre de 1999.

JUAN PABLO II

 



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