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MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
CON OCASIÓN DE LA JORNADA INTERNACIONAL
DE ALFABETIZACIÓN DE 1979*

 

Al Excmo. Sr. D. Amadou-Mahtar M'Bow
Director general de la UNESCO

Con ocasión de celebrarse la tornada internacional de Alfabetización de 1979, hago expresivos votos por el éxito pleno de dicha Jornada deseando que contribuya a reforzar la campaña de alfabetización lanzada por la UNESCO hace más de un decenio en estrecha relación con sus actividades en favor del desarrollo integral y armónico del ser humano y en pro del respeto de su dignidad.

Mis votos y felicitación por los resultados ya logrados quieren poner de manifiesto el vivo interés que la Santa Sede y yo personalmente ponemos en una actividad sumamente importante para el porvenir de tantos seres humanos. Hondamente preocupado, como mi predecesor el Papa Pablo VI, por la amplitud y gravedad de la plaga del analfabetismo en el mundo, quisiera alentar a cuantos han asumido alguna responsabilidad en los programas de alfabetización y aúnan gran número de energías generosas a la vez que son portadores de grandes esperanzas.

El tema "Con la alfabetización de los padres se prepara el porvenir de los hijos", ha sido elegido para la Jornada internacional de Alfabetización de 1979, dentro del marco del Año internacional del Niño. Tal y como está enunciado concierne a la vez a los padres, beneficiarios inmediatos de la alfabetización que así encuentran posibilidad de ejercer mejor sus derechos inalienables y cumplir mejor sus deberes de educadores; y a los mismos hijos, que sacarán provecho de la promoción cultural de sus padres.

La campaña de alfabetización de este año se dirige, por tanto, en primer lugar a la familia en la que padres e hijos disfrutan de derechos y asumen deberes particulares, fundados en valores superiores que dan significado pleno a su vida en común. Se verán impulsados de este modo a evaluar mejor los bienes materiales, a aprovecharlos mejor con plena dignidad y a compartirlos mejor en el seno de la familia y con todos los miembros de la sociedad a que pertenecen.

Es de desear, por tanto, que sin descuidar la escolaridad de los niños y prosiguiendo los esfuerzos realizados hasta ahora, se preste también atención muy particular a la alfabetización de los padres. Así se encontrará modo eficaz de garantizar la promoción personal y colectiva a la vez de los miembros de la familia, célula fundamental de la sociedad. Esta última pondrá también interés en ello, puesto que una vez alfabetizados los padres podrán dar a sus hijos la imprescindible educación de base que encuentra su desarrollo total en la formación escolar, y estarán en situación de aumentar sus posibilidades de promoción.

Con esta esperanza aprovecho gustoso esta ocasión de la Jornada internacional de Alfabetización 1979, para reiterar mi felicitación a cuantos están entrenados a esta gran obra de fraternidad humana, y pido al Todopoderoso que derrame abundantes bendiciones sobre las personas y sobre sus afanes.

Vaticano, 29 de agosto de 1979

IOANNES PAULUS PP. II


*L'Osservatore Romano. Edición semanal en lengua española, n. 38, p.2.



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