VIAJE APOSTÓLICO A LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
PALABRAS DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL FINAL DEL CONCIERTO DE LA ORQUESTA SINFÓNICA DE CHICAGO
Catedral del Santo Nombre, Chicago
Viernes 5 de octubre de 1979
Me siento verdaderamente honrado por la espléndida actuación de la orquesta sinfónica de Chicago.
Os agradezco que me hayáis dado la oportunidad de expresar mi profunda admiración por la belleza artística que me habéis ofrecido esta noche. Aceptad mi profundo reconocimiento.
Me siento además honrado al poder unir, en esta ocasión, mi voz a la de mi predecesor Pablo VI, el cual, durante el elocuente testimonio de un largo pontificado, se mostró amigo de los artistas. Con toda la intensidad de su noble alma, expresó la estima de la Iglesia por el papel del arte. El mismo guió con gran habilidad a la Iglesia católica en el diálogo con los artistas del mundo. Tenía una gran esperanza en que todo arte y belleza hiciese elevar la mirada del hombre hacia Dios, indicando el camino de la belleza increada.
Para honrar la memoria de Pablo VI, en mi nombre y en el de la Iglesia, expreso una vez más mi respeto y admiración por lo que contribuís a la elevación de la humanidad, mediante vuestra creación artística que exalta lo que es humano y alcanza lo que es religioso y divino.
En el encuentro cultural y espiritual de esta tarde, quiero extender mi respetuoso saludo a todos los artistas de esta tierra, poniendo de relieve el papel que están llamados a representar, con prodigiosa capacidad, para el progreso de la verdadera cultura en los Estados Unidos y en el mundo entero.
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