AUDIENCIA DEL PAPA JUAN PABLO II
A LOS ALUMNOS DEL "PRESEMINARIO" SAN PÍO X DE ROMA
Sala Clementina
Domingo 17 de febrero de 1980
¿Qué puedo decir en una circunstancia tan familiar? ¿Qué decir a estos padres que han venido hoy a ver a sus hijos y también a ver al Papa? Quiero decir ante todo que amo a vuestros hijos, a los que habéis mandado a Roma, a ser monaguillos de San Pedro. Alguna vez he llamado "monseñores" a estos chiquillos...
Debo deciros lo primero que les amo y les estimo, y me complace mucho cuando tengo oportunidad de encontrarme con ellos en distintas circunstancias en que ayudan a Misa no sólo a los sacerdotes, sino también al Papa. Estas ocasiones me agradan mucho, pues estos muchachos nos proporcionan alegría y nos dan esperanza cuando vemos su devoción; y la piedad y seriedad con que cumplen su servicio, su ministerio litúrgico. Confiamos en que ello sea una bendición no sólo para ellos, para su porvenir, sino también para sus familias, para sus padres, hermanos y hermanas que veo aquí presentes hoy, para las parroquias de donde proceden y para toda la Iglesia en Italia, para las distintas diócesis de origen. De nuevo quiero dar las gracias y decir a todos, no sólo a estos monaguillos sino a todos los presentes, a todas las familias, que os quiero y os bendigo de todo corazón.
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