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VIAJE APOSTÓLICO A EXTREMO ORIENTE

CEREMONIA DE DESPEDIDA

PALABRAS DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Aeropuerto de Agaña, Guam
Lunes 23 de febrero de 1981

 

Queridos hermanos y hermanas:

1. Tengo la impresión de tener que deciros adiós demasiado pronto. En estas horas que he pasado con vosotros hemos tenido ocasión de encontrarnos, de animarnos unos a otros, y de orar juntos, como una familia, ante Dios, nuestro Padre celestial. ¡Cuántas alegrías y bendiciones en estas actividades!

2. El objeto de mi visita pastoral ha sido fortalecer la vida cristiana de todos mis hermanos y hermanas. Espero haber llevado a cabo adecuadamente esta responsabilidad como Sucesor de Pedro en la Iglesia. Con todo, tengo que deciros que el hecho de estar con vosotros ha renovado también mi espíritu. A través del entusiasmo y la solidaridad que me habéis demostrado he podido ver por mí mismo la profundidad de vuestra fe, de vuestra esperanza y de vuestro amor. Esta experiencia me ha llenado de gran alegría.

3. En el momento de mi partida quiero hacerme eco de las palabras de San Pablo: "Sed imitadores de Dios, como hijos amados" (Ef 5, 1). Sí, caminad siempre por las sendas del amor, tomando a Jesús como vuestro modelo y guía. Haced extensiva a los extranjeros que viven en medio de vosotros, la misma hospitalidad que me habéis mostrado a mí. Respetad y salvaguardad la dignidad de toda vida humana, especialmente la vida de los ancianos y de los no nacidos. Fortaleced los vínculos de la vida familiar, haciendo de cada hogar un lugar de paz, de respeto y de amor mutuo. Vigilad siempre para aseguraros de que los caminos de la justicia guíen todos los aspectos de vuestra vida social. Estad siempre agradecidos por las bendiciones materiales y espirituales que Dios ha derramado sobre vosotros. Sabed que no se os dan para una satisfacción momentánea, sino para ayudaros a descubrir su constante cuidado paterno sobre vosotros.

4. Doy las gracias de todo corazón a todos aquellos que han estado relacionados con mi visita. En primer lugar, quiero expresar mi gratitud a las autoridades civiles, que poseen la responsabilidad sobre el destino de los pueblos de este territorio. En segundo lugar, quiero dar las gracias a mis hermanos en el Episcopado, que han estado conmigo durante mi visita, de modo especial al obispo Flores, cuya bienvenida a esta diócesis ha sido tan cálida y generosa. No quisiera dejar de mencionar a loa sacerdotes, loa religiosos y los laicos de esta diócesis, a todos aquellos con quienes me encontré, y a aquellos que, por causas de enfermedad o por otras razones, no pudieron venir. Estad seguros de que el Papa está con todos vosotros y reza por todos vosotros. A todas las gentes de esta vasta región os digo: ¡Que Dios bendiga a Guam y a las demás Islas Marianas! ¡Que Dios guarde a todos los habitantes de Micronesia! ¡Que El os conceda la verdadera felicidad, como hijos suyos! ¡Que El os bendiga siempre con su paz!

Si Yuus maase yan adiós! (¡Muchas gracias, y adiós!).

Hu bendisi hamyu todos: Gi naan i Tata, yan i Lahinia, yan i Espíritu Santu (Os bendigo a todos: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo).

 

 



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