VIAJE APOSTÓLICO A AMÉRICA CENTRAL
CEREMONIA DE BIENVENIDA A GUATEMALA
DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
Domingo 6 de marzo de 1983
Señor Presidente,
hermanos en el Episcopado,
queridos hermanos y hermanas:
Peregrino de fe y esperanza, llego hoy a esta tierra de Guatemala, país de “eterna primavera”, y lugar de particular significado en la historia de Centroamérica.
Agradezco desde ahora las muestras de afecto de todos los queridos guatemaltecos, en cuyo nombre y en el suyo propio usted, Señor Presidente, me ha dirigido expresiones de cordial bienvenida.
Saludo a todas las autoridades presentes en este aeropuerto, al señor Cardenal Mario Casariego, arzobispo de Guatemala, a mis hermanos obispos presididos por monseñor Próspero Penados del Barrio, a los sacerdotes, personas consagradas, laicos empeñados en el apostolado y pueblo fiel. Saludo con idéntico afecto a los miembros de los diversos grupos étnicos del país.
Esta nación ha sido varias veces, aun en tiempos recientes, escenario de calamidades que han sembrado muerte y destrucción en muchos hogares. Y hoy sigue sufriendo el flagelo de la lucha entre hermanos que provoca tanto dolor. En nombre de todas las víctimas inocentes querría pedir que se movilicen todas las fuerzas y buena voluntad, para lograr la pacífica convivencia social, fruto de la justicia y de una gran reconciliación de los espíritus.
Desde ahora aliento todos los esfuerzos que se hagan en esa dirección, asociándome a los objetivos marcados por la Conferencia Episcopal de Guatemala en el comunicado preparatorio a mi visita.
Encomiendo a vuestra plegaria estos objetivos y desde ahora bendigo a todos los hijos de Guatemala, sobre todo a los enfermos y a los que sufren en el cuerpo o en el alma. Que la Madre de la Asunción nos acompañe con su valimiento.
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