ORACIÓN DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
EN LA CASA DE LOS MORIBUNDOS INDIGENTES NIRMAL HRIDAY DE CALCUTA
Lunes 3 de febrero de 1986
Dios todopoderoso y sempiterno,
Padre de los pobres,
consuelo de los enfermos,
esperanza de los moribundos.
Tu amor guía cada instante de nuestras vidas.
Aquí, en Nirmal Hriday,
en este sitio de cuidado amoroso
para los enfermos y los moribundos,
elevamos nuestras mentes y nuestros corazones en oración.
Te alabamos por el don de la vida humana
y especialmente por la promesa de la vida eterna.
Sabemos que estás siempre cerca
de los afligidos y de los marginados,
de los débiles y de los que sufren.
Oh Dios de ternura y compasión,
acepta las oraciones que te ofrecemos
por nuestros hermanos y hermanas enfermos.
Incrementa su fe y su esperanza en Ti.
Confórtalos con tu presencia amorosa
y, si es tu voluntad, devuélveles al salud,
dales una fuerza renovadora de cuerpo y alma.
Oh Padre amoroso,
bendice a aquellos que están para morir,
bendice a aquellos que, muy pronto se encontrarán contigo, cara a cara.
Creemos que Tú has hecho de la muerte
la puerta que nos conduce a la vida eterna.
Mantén a nuestros hermanos y hermanas moribundos en tu amor,
llévalos sin tropiezo y cuidadosamente contigo a la morada de la vida eterna.
Oh Dios, fuente de toda fortaleza,
asiste y protege a aquellos que cuidan de los enfermos
y que atienden a los moribundos.
Dales un espíritu valiente y gentil.
Sostenlos en sus esfuerzos de consolar y curar.
Conviértelos cada vez más
en un símbolo radiante de tu amor transformador.
Oh Señor de la vida
y fundamento de nuestra esperanza,
vuelca tus abundantes bendiciones sobre aquellos que viven,
trabajan y mueren en Nirmal Hriday.
Cólmalos de tu paz y de tu gracia.
Hazles ver que eres un padre amoroso,
un Dios de misericordia y compasión. Amén.
Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana