VISITA PASTORAL A LAS ARCHIDIÓCESIS DE VERCELLI Y TURÍN
ALOCUCIÓN DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS JÓVENES AL FINAL DE LA MISA DE BEATIFICACIÓN
DEL SACERDOTE SECONDO POLLO
Sábado 23 de mayo de 1998
Al término de esta solemne celebración eucarística, deseo dirigiros también una palabra a vosotros, amadísimos jóvenes de Vercelli, para proponeros como modelo y guía al joven sacerdote que acabo de proclamar beato.
Quizá algunos de entre vosotros sientan en su corazón el impulso a seguirlo por el camino del sacerdocio. Ojalá que don Secondo Pollo obtenga a estos elegidos la valentía de un sí generoso a la llamada de Dios. Pero hay una invitación que dirige a todos esta tarde: la de apostar con él por la santidad. Cualquiera que sea el camino que cada uno de vosotros elija en la vida, esa meta no es imposible para nadie, porque Dios llama a todos a ser santos.
Don Secondo Pollo lo comprendió y, por eso, en pocos años supo alcanzar las cumbres de la perfección evangélica, viviendo profundamente la amistad con Dios y la caridad con los hermanos. Queridos jóvenes, en esto es un ejemplo para todos vosotros. Si queréis imitarlo, debéis aprender de él a poner vuestra vida bajo el signo de una entrega desinteresada. Precisamente a partir del otro podéis encontraros a vosotros mismos. Al entregaros a los demás, realizaréis plenamente vuestras aspiraciones más profundas. Rechazad a quien os desaconseje amar y os sugiera el cálculo y el egoísmo. Quien os hable así, en realidad os impulsa a renunciar a ser hombres y mujeres en plenitud. En su breve vida, don Secondo Pollo no se guió por la búsqueda de emociones egoístas y fugaces, sino por el amor a Cristo y a sus hermanos.
Este joven sacerdote está ahora ante vosotros, jóvenes de Vercelli, y os habla con el testimonio de toda su vida. Desde el cielo, donde comparte la gloria de los beatos, os dice: «No tengáis miedo. El Espíritu de Cristo está con vosotros. Escuchadlo».
Os bendigo a todos de corazón.
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