DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
EN LA PRESENTACIÓN DE CARTAS CREDENCIALES DE SIETE EMBAJADORES*
Jueves 14 de diciembre de 2000
Excelencias:
1. Me alegra daros la bienvenida al Vaticano y recibir las cartas credenciales que os acreditan como embajadores extraordinarios y plenipotenciarios de vuestros países respectivos: Nigeria, Malawi, Kenia, Chipre, India, Eritrea y Chad. Os agradezco los saludos que me habéis transmitido de parte de los jefes de Estado y de los Gobiernos de vuestros países, y os pido que les expreséis mis mejores deseos y la seguridad de mis oraciones por la paz y la prosperidad de vuestros pueblos.
Nos estamos acercando al fin del año del gran jubileo, durante el cual he querido despertar la conciencia de los cristianos y de todos los hombres de buena voluntad acerca de la importancia de comenzar el nuevo milenio con un compromiso renovado en favor de la construcción de un mundo transformado, un mundo cimentado más sólidamente en los valores humanos y morales fundamentales. Debemos esperar que los responsables del destino de los pueblos trabajen incansablemente por mejorar las relaciones entre las personas, las regiones y los países, con especial atención a las necesidades de las familias, las sociedades y las culturas más débiles. Este es el único modo para crear una sociedad caracterizada por la solidaridad y por la voluntad de convivir en armonía.
2. A este respecto, deseo invitar a los jefes de Gobierno, a las autoridades civiles y religiosas, y a todas las personas que trabajan en el campo de la educación, a ser constructores de una auténtica cultura de la paz. Como pudimos observar entre los participantes en la Jornada mundial de la juventud celebrada aquí en Roma, en agosto de este año, los jóvenes en especial desean ver el día en que reine la paz en la tierra. No debemos defraudarlos. Tenemos la responsabilidad de no dejarles un mundo en el que a menudo no se respetan los derechos humanos fundamentales y las tensiones se transforman muchas veces en conflictos abiertos.
Un paso esencial en esta dirección consiste en asegurar que todos los niños y jóvenes tengan acceso a la enseñanza necesaria para llegar a ser ciudadanos responsables. Esta educación les ayudará a conocer y respetar las leyes cuyas bases se apoyan en los principios de la ley natural, y a desarrollar una actitud de apertura a los demás, incluyendo a los que tienen diferentes creencias y estilos de vida.
Ahora que se aproxima el nuevo año, la paz es una cuestión que suscita urgente preocupación internacional. A este propósito, conviene reflexionar sobre los esfuerzos de las instituciones internacionales y supranacionales para encontrar nuevos modos de organizar las realidades económicas y sociales, de promover el diálogo y la comprensión, y de resolver los conflictos, especialmente los que duran desde hace mucho tiempo, causando carestía, pobreza, enfermedades y desplazamiento de poblaciones. Todos podemos alegrarnos del reciente acuerdo entre los Gobiernos de Eritrea y Etiopía, confiando en que sea el inicio de un nuevo período de calma y tranquilidad en aquella parte de África tan atormentada.
3. Vuestra experiencia os enseña el significado de la diplomacia como medio para superar las crisis que afectan a muchos países del mundo, y la importancia de una diplomacia cercana para apoyar las negociaciones locales. La diplomacia favorece los procesos democráticos que permiten a los ciudadanos desempeñar una función concreta en el desarrollo de sus propios países. Asiste a las partes a fin de que puedan dar los pasos necesarios para que progresen las negociaciones, y da nueva esperanza a los hombres que buscan un nivel de vida mejor para sí y para sus hijos. Mediante el sabio recurso a la habilidad diplomática y al compromiso se realizan las aspiraciones de las personas, que así pueden vivir una vida personal y familiar plena y asumir sus responsabilidades en la sociedad. En este sentido, tenéis una magnífica oportunidad de ser auténticos constructores de justicia, paz y armonía en el mundo.
Os expreso mis mejores deseos ahora que comenzáis vuestra misión de representantes diplomáticos de vuestros países ante la Santa Sede. Pido al Todopoderoso que os bendiga a vosotros y a los miembros de vuestras familias, así como a vuestros colegas y a los habitantes de los países que representáis. Quiera Dios que los compromisos que estáis asumiendo den fruto para bien de todos.
*L'Osservatore Romano. Edición semanal en lengua española, n. 51, p.7 (p.639).
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