VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II
A TORONTO, CIUDAD DE GUATEMALA Y CIUDAD DE MÉXICO
XVII JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD
PALABRAS DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL COMITÉ NACIONAL PARA LA PREPARACIÓN
DEL VIAJE PASTORAL A TORONTO
Morrow Park, Casa madre de las Religiosas de San José
Domingo 28 de julio de 2002
Os saludo con afecto a todos los que habéis venido a visitarme al final de esta XVII Jornada mundial de la juventud.
Doy las gracias al arzobispo de Toronto, cardenal Aloysius Ambrozic, que, juntamente con el obispo mons. Anthony Meagher, ha dirigido el largo trabajo de preparación de este gran acontecimiento. Asimismo, doy las gracias a cuantos han contribuido con su entrega y también con su apoyo económico al éxito de la Jornada.
Saludo al grupo de jóvenes indígenas que proceden de las tierras de la beata Catalina Tekakwitha. Con razón la llamáis kaiatano (persona nobilísima y dignísima): que sea para vosotros un modelo de cómo los cristianos pueden ser la sal y la luz de la tierra.
Por último, un saludo particular a los jóvenes y adultos del Comité nacional para la Jornada mundial: amadísimos hermanos, sé con cuánto empeño y cuánta generosidad habéis trabajado a lo largo de estos dos años. En nombre de todos los jóvenes que han venido a Toronto y han gozado de los frutos de vuestro esfuerzo, el Papa os dice ¡gracias!
Sobre cada uno de vosotros y sobre vuestras familias invoco la bendición del Señor.
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