DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS DIRIGENTES DEL GRUPO BANCARIO ITALIANO "CAPITALIA"
Viernes 17 de septiembre de 2004
Ilustres señores,
amables señoras:
1. En el segundo aniversario de la constitución de vuestro Grupo bancario, habéis querido manifestarme vuestra cercanía y renovarme la expresión de vuestros sentimientos de deferencia. Os lo agradezco y os doy mi bienvenida. En particular, doy las gracias a vuestro presidente por las amables palabras que me ha dirigido en nombre de todos.
El complejo mundo del crédito estimula la reflexión de la Iglesia por las numerosas implicaciones éticas que lo conciernen. En efecto, sería decididamente insuficiente limitarse a la búsqueda del máximo lucro; al contrario, es preciso referirse siempre a los valores superiores de la vida humana, si se quiere ayudar al crecimiento verdadero y al pleno desarrollo de la comunidad. A este propósito, el gran economista católico Giuseppe Toniolo afirmó que la moral cristiana debe considerarse "el factor más potente para suscitar en los pueblos las energías económicas y para garantizar sus relaciones más regulares y eficaces" (Trattato di economia sociale, I, 94).
2. Desde esta perspectiva, vuestra presencia en la sociedad puede contribuir al verdadero progreso, apoyando todas las iniciativas válidas de personas y grupos que recurren a vosotros para sus legítimas necesidades de servicios financieros y económicos.
Ojalá que vuestro trabajo esté siempre sostenido por esta visión superior, de modo que contribuya al bien de cuantos se benefician de vuestra actividad y, más en general, de toda la comunidad en la que trabajáis.
Con estos sentimientos, a la vez que invoco sobre vosotros y sobre vuestras familias la abundancia de los favores celestiales, os imparto de corazón mi bendición.
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