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CARTA DE SU SANTIDAD PABLO VI,
FIRMADA POR EL CARDENAL JEAN VILLOT,
AL ARZOBISPO DE WELLINGTON CON MOTIVO DE LA REUNIÓN
DE LAS COMISIONES EPISCOPALES DE OCEANÍA
DE COMUNICACIONES SOCIALES

 

Al cardenal
Reginald John Delargey,
arzobispo de Wellington,
Presidente de la Conferencia Episcopal de Nueva Zelanda

Eminencia:

El Santo Padre desea haceros saber que seguirá con sumo interés las deliberaciones de las comisiones episcopales de Comunicaciones Sociales y de los expertos en dicha comunicación, que se reunirán en Palmerston North, a instancias de la Pontificia Comisión para las Comunicaciones Sociales, del 20 al 26 de febrero, a fin de concertar una estrategia pastoral mundial que oriente el apostolado de los medios de comunicación social de la Iglesia durante los próximos años en la vasta región del mundo que abarca Australia, Nueva Zelanda, Papua-Nueva Guinea, las Islas Salomón y el conjunto de grupos de islas de Micronesia, Melanesia y Polinesia.

Su Santidad considera muy significativo el hecho de que se reúnan representantes de Episcopados de los llamados países desarrollados y de los que están en proceso de desarrollo. A los unos no menos que a los otros, los modernos medios de comunicación presentan un reto impresionante y una oportunidad maravillosa en los que el Papa se complace grandemente, y hace notar que los obispos de ambientes muy diferentes han decidido afrontar juntos dichos retos con espíritu de interés fraterno y de colaboración; y aprovechar en profundidad, con la gracia divina y a través de la mutua ayuda, la "gran promesa" que ofrecen los medios de comunicación para la evangelización, la promoción de los valores humanos y espirituales más elevados y el mejoramiento auténtico de la suerte del hombre aquí en la tierra.

La tarea que emprendéis ahora en vuestra reunión continental debe encuadrarse como parte vital e integrante en el programa cuidadosamente elaborado por la Iglesia universal para llevar a la práctica el Decreto Inter mirifica del Concilio Vaticano II. Este Decreto declara abiertamente que para la Iglesia es obligación proclamar la Nueva de la salvación utilizando los medios de comunicación social y capacitar a la comunidad para usar eficazmente dichos instrumentos (núm. 3). Conscientes de que "la suerte de la humanidad depende cada día más del recto uso de estos medios" (núm. 24), los padres conciliares indicaron con cuidado las estructuras necesarias para que las responsabilidades pastorales de la Iglesia en relación con los medios de comunicación puedan ejercerse en el terreno de la práctica. El Decreto conciliar fue completado por la Instrucción pastoral Communio et progressio, aprobarla por Su Santidad en 1971.

La Pontificia Comisión para las Comunicaciones Sociales ha ido dirigiendo sus esfuerzos desde entonces y en estrecha colaboración y acuerdo con los obispos locales de cada una de las regiones y continentes, a la tarea de aplicar las disposiciones de los dos documentos a las circunstancias particulares y a las exigencias de la Iglesia de cada día. Como comprenderéis, en este proceso integral la Santa Sede tiene muy en cuenta la gran variedad de situaciones particulares en que la Iglesia debe desempeñar su misión, y confía mucho en el saber y experiencia de los obispos encargados por las Conferencias Episcopales respectivas de la dirección y guía del apostolado de la comunicación social en cada sector del mundo.

Por ello, el programa que resulte de las deliberaciones y diálogos de estos días en Palmerston North, a la vez que se adherirá fielmente a las directrices generales de Inter mirifica y Communio et progressio, tratará al mismo tiempo de adaptarse a las situaciones concretas actuales de cada lugar. Vuestro plan, concebido con inteligencia e integrado oportunamente en el programa general de la Iglesia universal, ha de consistir en "proclamar ante el mundo a Jesucristo, la entrega de su vida y su elevador Evangelio de Salvación".

Como señala el Decreto conciliar (núm. 22), el campo de acción de las comunicaciones sociales, se extiende más allá de los límites nacionales, y el individuo se va sintiendo cada día más, miembro de toda la comunidad humana. Por esta razón, la Santa Sede exhorta a la cooperación bien organizada y vigorosa, siempre que sea posible y útil, entre las personas dedicadas a las comunicaciones dentro de la Iglesia y las estructuras de los varios países, aportando apertura y experiencia en lo referente a la preparación técnica y a la circulación de informaciones bien cuidadas.

Vuestra reunión tratará ciertamente de descubrir todas las posibilidades y sugerencias de una colaboración de amplia base, según estas líneas. Tendrá en cuenta también las oportunidades que existen indudablemente para la colaboración provechosa con profesionales de la comunicación que tengan el mismo interés de los participantes en la promoción de los valores humanos más altos. Examinará también si las posibilidades de colaboración fraternal en materia de comunicación con los operadores de los mass-media pertenecientes a otras Iglesias cristianas, se aprovechan bien y cómo pueden intensificarse los esfuerzos conjuntos y hacerlos más fructíferos.

Se os aconsejará asimismo estudiar el modo de que las distintas iniciativas vuestras en el sector de la comunicación puedan valerse con mayor provecho de los servicios ofrecidos por las organizaciones católicas internacionales de los mass-media, aprobadas por la Santa Sede, cuya experiencia universal acumulada a lo largo de medio siglo de dedicación e investigación sobre la comunicación, pene a vuestra disposición una rica fuente.

La "prudente y sabia información" que propugna la Instrucción pastoral Communio et progressio (núm. 165), la cual "es deber que compete a las autoridades eclesiásticas", quienes a su vez "deben acudir al consejo y sugerencia de los expertos en cada una de las modalidades", presupone la evaluación atenta de la situación real. El Santo Padre sabe y lo aprueba, que esta evaluación ha sido hecha ya, claro está, no sólo en las reuniones regionales de Port Moresby, Sidney, Suva y Nueva Zelanda, sino también en los estudios de cada nación previos a las reuniones. Su Santidad alaba y agradece cordialmente la dedicación de las muchas personas que han contribuido a que se realizaran dichos estudios. Sobre la base de estos trabajos podría planearse un programa pastoral para el campo de la comunicación, que sea verdaderamente realista y que nunca pierda de vista la urgencia de comunicar a Cristo.

Será oportuno incluir en ese programa algunas indicaciones que contribuyan a celebrar lo mejor posible cada año la Jornada mundial de las Comunicaciones Sociales, de modo que se alcancen todos y cada uno de los objetivos previstos por el Concilio Vaticano II cuando estableció la celebración. La Jornada de este año se centra en un tema "el hombre como receptor de las comunicaciones sociales", que debe ser preocupación pastoral constante.

Vuestras deliberaciones, acompañadas de la oración, prosigue el Santo Padre, deben tener el propósito de dar "un impulso nuevo" (Evangelii nuntiandi, 2) en los campos a sembrar de las Iglesias confiados a vuestros cuidados, y una vigorosa proclamación del Evangelio por todos los medios, tanto tradicionales como modernos, que Dios en su providencia ha puesto a nuestra disposición. "Las condiciones de la sociedad nos obligan... a revisar métodos, a buscar por todos los medios el modo de llevar al hombre moderno el mensaje cristiano... y presentarlo a los hombres de nuestro tiempo con los medios a nuestro alcance, de una manera comprensible y persuasiva" (ib., 3).

El Santo Padre sabe que sois profundamente sensibles a esta obligación de evangelizar, la cual compartís con él y con todos los otros Pastores de la Iglesia. Conoce la fuerza de vuestra adhesión y la profundidad de vuestra lealtad a la Sede de Pedro y a la fe de Nuestro Señor Jesucristo. Os asegura que tenéis un puesto especial en su corazón y que cada día os recuerda en sus oraciones, Os exhorta a acometer con ánimo generoso la tarea con que os enfrentáis ahora, y encomienda la dirección de esta reunión continental al Espíritu Santo. Envía a todos los participantes en la reunión y a cuantos han colaborado en la preparación, su paterna bendición apostólica.

A la vez que manifiesto mi gozo de transmitir este mensaje, me reitero affmo. en Cristo

Cardenal Jean VILLOT

 

 



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