PEREGRINACIÓN DEL PAPA PABLO VI A TIERRA SANTA
PALABRAS DEL SANTO PADRE
DURANTE LA CEREMONIA DE DESPEDIDA DE JORDANIA
Aeropuerto de Ammán
Lunes 6 de enero de 1964
Ha llegado para Nos la hora de abandonar esta bendita tierra, después de nuestra inolvidable peregrinación. En este momento no podemos por menos que expresar una vez más nuestra profunda gratitud a Vuestra Majestad y a las autoridades civiles que se han volcado para facilitar nuestros desplazamientos y hacerlos fructuosos.
Nos llevamos en nuestro corazón para siempre el recuerdo, lleno de consuelos, de esta humilde visita a la Tierra Santa, y la de la calurosa acogida que nos han dispensado sus habitantes. Que Dios se lo pague; que El enjugue sus lágrimas y les conceda la paz, la prosperidad y la verdadera dicha.
Con las propias palabras del apóstol San Pablo, dirigidas a los cristianos de Éfeso al decirles adiós, Nos también os “encomendamos a Dios y a la palabra de su gracia, que tiene el poder de construir el edificio y daros la parte de heredad con todos los santificados”.
Nos os dirigimos también la exhortación que él les dirigía: “Que toda animosidad, cólera, llantos, injurias, sean desterradas de vosotros, así como toda malicia. Mostraros, por el contrario, buenos y complacientes los unos con los otros perdonándoos mutuamente, como Dios os ha perdonado en Cristo”.
Repitiendo, por último, las palabras de la salutación apostólica: “Paz a esta tierra y a todos los que en ella moran”. Nos invocamos sobre vosotros todas las mejores gracias de lo alto, y os otorgamos a vosotros y a todos los que os son queridos nuestra paternal bendición apostólica.
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