PEREGRINACIÓN APOSTÓLICA A BOGOTÁ
DISCURSO DEL SANTO PADRE PABLO VI
AL ALCALDE Y A LAS AUTORIDADES DE BOGOTÁ
Sábado 24 de agosto de 1968
Señor Alcalde, Señores:
Venís representado a una Ciudad a la cual nos sentimos particularmente reconocido por el fervor eucarístico que ha demostrado, por la amable hospitalidad que a tantos peregrinos - y a Nos mismo - está dispensando y por las numerosas pruebas de afecto que a nuestra persona reserva.
Gracias por todo ello, y también por esta deferente visita que recibimos complacido. Gracias por la colaboración que vosotros, Señor Alcalde y Autoridades, habéis prestado, desde el puesto que os compete, junto con otros buenos ciudadanos, a los Organizadores del Congreso.
En diversas ocasiones hemos manifestado nuestro gozo por encontrarnos en este gran Continente y nuestra actitud de súplica implorando copiosos dones celestiales sobre Colombia y el mundo entero. Tales sentimientos de referencia universal, tenían y tienen una meta circunstancial primera: el lugar donde se expresaban, Bogotá, convertida en estos días en Cenáculo de la Iglesia. ¡Que siempre lo sea! Y que el Señor siga derramando sus favores sobre tan querida Ciudad a fin de que sus Autoridades y habitantes todos vivan siempre en la concordia de los espíritus, en sus nobles ansias y empresas hacia un constante progreso civil y social, en la felicidad cristiana. Con estos deseos os otorgamos una especial Bendición Apostólica que extendemos a Bogotá entera.
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