DISCURSO DE SU SANTIDAD PABLO VI
A LOS PROFESORES Y ALUMNOS
DEL COLEGIO DE DEFENSA DE LA OTAN*
Jueves 3 de febrero de 1972
Señores:
Al final de la 39° sesión del Colegio de Defensa de la NATO, vuestros jefes han manifestado una vez más el deseo de visitarNos. Nos hemos accedido gustoso a este deseo. RemontándoNos más allá del gesto de cortesía, manifestamos Nuestra complacencia por este acto de afecto hacia el sucesor de Pedro en la Iglesia de Jesucristo, y quisiéramos ver también en este acto un homenaje tributado al papel que nos esforzamos por asumir en favor del bien de tos pueblos, de su seguridad y de su prosperidad. Nos agrada el poder expresaros, junto con Nuestros deseos de bienvenida y con Nuestra sincera estima por vuestras personas y vuestras familias, los sentimientos que Nos inspira vuestra institución.
Los participantes en esta audiencia, militares y civiles que habéis venido desde diversos países de Europa, Turquía y América del Norte, para adquirir una mayor competencia en la sede de un estado mayor altamente cualificado en el dominio estratégico, estáis llamados a ejercer mañana funciones importantes en el seno de la Alianza Atlántica. ¿Cómo no invitaros a realizar cada vez con mayor empeño lo que según Nuestra opinión debe constituir el doble ideal de esta organización: una solidaridad entre las naciones de manera a consolidar la paz, y la defensa de una civilización a la cual todos nosotros estamos realmente ligados?
Aun cuando una institución como la vuestra tiene en gran parte el aspecto de una fuerza militar que el realismo parece imponer, Nos creemos que la paz debe ser vuestro verdadero ideal y que todos vosotros deseáis hacer todo lo que está en vuestras manos para salvaguardar el respeto a los derechos de los pueblos, de sus justas aspiraciones a la seguridad en la libertad, para prevenir nuevos conflictos y nuevas injusticias y, digámoslo francamente, para evitar precisamente el recurso a las armas. ¿No es cierto que la aspiración general de la humanidad y su deseo más profundo es que las relaciones puramente militares se transformen cada vez más en relaciones civiles, y de esta forma consientan el desarrollo armónico de todos los valores humanos?
Esto debe procurarse ya en el marco mismo de vuestras sesiones de estudio. A Nos, nos agrada ver una cierta realización de esta solidaridad internacional que deseamos, sea cada vez más amplia. En efecto, vosotros establecéis múltiples relaciones humanas entre pueblos diferentes que se ven unidos por un mismo deseo de paz y de civilización. Vosotros tenéis ocasión de tomar conciencia durante esta convivencia de los valores comunes a estos pueblos, fundados sobre una concepción del hombre y de la civilización que hay que defender y promover, en la medida en que esta civilización está impregnada de espiritualismo y enraizada en una tradición verdaderamente cristiana. Vosotros sabéis muy bien que tal civilización rehúsa alimentar las pasiones bélicas y las aspiraciones de orgulloso prestigio; repudia la sed de dominio; rehúye el convertir al hombre en un objeto que se utiliza para fines materialistas; no cuenta únicamente con los recursos de la fuerza para lograr el equilibrio de las sociedades. Por el contrario, esta civilización insiste en el respeto de los derechos de la persona humana, tratando de desarrollar en ésta un espíritu de servicio y el sentido del bien común y de la solidaridad internacional. Esta civilización busca la verdadera paz cuya preparación comienza con la justicia, según el llamamiento insistente que hemos lanzado, al comienzo de este año, a todos los pueblos. ¿Y quién puede ser el fiador supremo de esta justicia y de esta paz sino Dios, que ha grabado en el corazón de los hombres su imagen y su dignidad, y que llama a todos a vivir como hermanos, en conformidad con el mensaje de amor de Cristo del que Nos queremos hacerNos eco sin descanso?
¡Ojalá que la experiencia que habéis tenido en vuestra convivencia constituya una escuela de este noble ideal de civilización humana, de fraternidad universal y de paz cristiana!
Al formularos estos deseos, Nos os damos las gracias por vuestra visita y Nos imploramos sobre cada uno de vosotros, sobre vuestras familias y sobre los queridos países que representáis las bendiciones del Señor.
Nos queremos dirigir un saludo también en inglés a Nuestros amigos de la "NATO Defence College". Nos hemos manifestado ya nuestro aprecio por vuestros ideales de paz y amistad entre los pueblos. Esta es, en verdad, Nuestra ardiente oración: que todos vuestros esfuerzos vayan encauzados en esta dirección y que vuestra aportación sea grande en la defensa de la auténtica civilización y de los verdaderos valores humanos y cristianos. Nos os aseguramos que seguimos vuestras actividades con interés y prestamos nuestro apoyo en todo cuanto hacéis por la justicia y la fraternidad con el fin de construir un mundo donde la dignidad sea realmente la herencia de cada hombre y la paz la posesión de todos.
*L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n.7 p.9.
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