DISCURSO DEL SANTO PADRE PABLO VI
A LOS OBISPOS DE LAS PROVINCIAS ECLESIÁSTICAS
DE MADRID-ALCALÁ, TOLEDO Y VALLADOLID
EN VISITA «AD LIMINA»
Viernes 19 de noviembre de 1976
Amadísimos Hermanos en el Episcopado,
De nuevo tenemos el gozo de recibir a un nutrido grupo de Pastores de la Iglesia en España, venidos a Roma para la visita ad limina. Sean nuestras primeras palabras de cordial bienvenida y saludo para el Señor Cardenal de Madrid-Alcalá y sus Obispos auxiliares, para el Señor Cardenal de Toledo y los Obispos de esa provincia eclesiástica, así como para los Obispos de la provincia eclesiástica de Valladolid aquí presentes.
La razón de ser de este encuentro no es otra que la de manifestar y consolidar vuestra unión con Nos, así como la de confirmar vuestra solicitud por la Iglesia de Cristo, a la que dedicáis vuestras vidas, sabiendo que esta tarea es, a veces, ardua, pero siempre llena de gozo al cumplir vuestra misión de edificadores en la fe, padres y guías del pueblo de Dios.
Al volver a vuestras diócesis alentad a los sacerdotes, a los religiosos y a los fieles en la solidez de la fe, en la iluminadora esperanza cristiana, en ese amor eclesial vivido estos días junto a la tumba de Pedro. Si siempre ha sido necesaria para los fieles la orientación desde el Evangelio, mucho más lo será ahora, en la nueva etapa de vida comunitaria que se abre para vuestra Patria. Una etapa que exige de vosotros, Pastores, unión y perspicacia evangélicas para guiar a vuestras comunidades, y especialmente a los seglares comprometidos en el apostolado, por el camino de una aportación sincera y fecunda, coherente con la fe, al bien común. La unión de toda la familia eclesial, que vosotros fomentareis, hará más eficaz la contribución de la Iglesia al progreso civil y cristiano de vuestra Nación.
Estos son nuestros votos, que acompañamos con una especial Bendición Apostólica para vosotros, los sacerdotes y los fieles de vuestras respectivas diócesis.
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