DISCURSO DE SU SANTIDAD PABLO VI
A UN GRUPO DE PARLAMENTARIOS EUROPEOS*

Jueves 10 de noviembre de 1977

Señores:

Sentimos gran alegría al recibiros con ocasión de las jornadas de estudio en las que preparáis, junto con vuestros colegas italianos de la Democracia Cristiana, la próxima sesión del Parlamento Europeo.

Bajo este título, habéis pedido hacernos hoy esta visita. Habéis aceptado estas funciones parlamentarias europeas para conseguir introducir poco a poco en las legislaciones y en las mentalidades el ideal de una unidad más profunda entre vuestros pueblos. Sabemos que el pertenecer a los Parlamentos de vuestros respectivos países y a la Asamblea Europea supone aumento de trabajo y de cansancio, producido además por las obligadas reuniones y los continuos desplazamientos que ello exige.

Permitid que os alentemos a profundizar siempre en el sentido de servicio que debe animar estas múltiples actividades. Pues en ellas existe la posibilidad – que es un deber para todo cristiano comprometido en la vida pública – de impregnar de espíritu evangélico las ocupaciones más técnicas, cuando son concebidas como contribución al progreso de la fraternidad humana, de acuerdo con el precepto del Señor.

Deseamos, pues, que vuestro trabajo sea fructuoso. Por nuestra parte, pedimos de todo corazón que desciendan abundantes bendiciones divinas sobre vuestras personas, vuestras familias y vuestros países.

Con un saludo especial al señor Presidente, les manifestamos nuestro gran deseo de que en su trabajo, tan cargado de responsabilidades de cara al afán de crear una Comunidad Europea justa, fraterna y social, se dejen guiar particularmente de sus convicciones cristianas más profundas y de sus ideas más valiosas. En lo que a esto respecta, la solidaridad, de la Iglesia con ustedes queda completamente asegurada. Por eso, acompañamos su obra con nuestra oración y con nuestros sinceros deseos de bendecirla.

*L'Osservatore Romano, edición en lengua española,n°48 p.9.