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DISCURSO DEL PAPA PABLO VI
AL COLEGIO DE DEFENSA DE LA OTAN*

Sábado 4 de febrero de 1978

 

Queridos amigos:

Este año tenemos de nuevo el placer de recibiros en el Vaticano y de pasar unos momentos con vuestras familias. Como siempre, ver a los niños es una alegría especial. Nos gozamos también por la oportunidad de comunicaros unas breves consideraciones que vuestra presencia nos sugiere sobre el tema de la paz.

Sí, como dijimos en nuestro Mensaje de la Jornada mundial de la Paz del año pasado, nos consideramos "mensajero de una idea fija", y por ello no vacilamos en presentaros nuestro "acostumbrado pregón" de la paz.

Algunos de vosotros habéis experimentado en vuestra propia persona la violencia de la guerra y sus efectos en las familias, por ejemplo, en la vuestra; y este recuerdo os acompañará toda la vida. Por vuestro trabajo todos vosotros sois conocedores de la potencia de la guerra, de las consecuencias espantosas de la guerra moderna y de la fragilidad de la paz en nuestros días. Al mismo tiempo, pensamos que os dais cuenta de la necesidad de crear una mentalidad nueva acerca de las relaciones entre los pueblos, una mentalidad que no admita el recurso a la guerra y a las armas sino que conciba la civilización como expresión de justicia y amor fraterno.

Por nuestra parte, estamos propugnando una vez más una "nueva mentalidad acerca de la convivencia humana" (Mensaje para el día de la Paz, 1975), y esperamos sinceramente que la generación joven, simbolizada y representada por los niños aquí presentes hoy, quede profundamente marcada con esta mentalidad. Se trata de rechazar absolutamente la guerra y todas las formas de violencia e injusticia, porque éstas preparan con método y eficiencia el camino de la guerra.

Esta mañana vemos aquí una expresión de la armonía que puede existir entre los pueblos de países diferentes y de procedencia distinta; experimentamos juntos la unidad y la paz de las familias dentro de la gran familia humana, bajo la paternidad de Dios.

Que estos ideales motiven todas vuestras actividades y os sostengan para que ayudéis a construir un mundo mejor para los niños de hoy y de mañana.


*L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n.6, p.2.

 



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